UN MOMENTO CON DIOS
Nada es difícil para Dios
“¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo” (Génesis 18. 14)
“Yo prometo” todos hemos
realizado promesas a otros, y también hemos recibido de personas a nuestro
alrededor por lo menos una promesa. Y si hay algo difícil de ellas es que son
una especie de “contrato moral” que hacemos con en el que ratificamos que
cumpliremos nuestra palabra.
Dios realiza a Sara y
Abraham la extraordinaria promesa de que tendrían un hijo. Por la avanzada edad
de ambos y fiada en su propia prudencia Sara se río al creer imposible que eso
pasaría. Ante aquella gran muestra de desconfianza y débil fe, el Señor con su
misericordia y sentido de cuidado, optó por responder con su amor incondicional
diciendo: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?”
De esa manera, recordó a Sara
que su palabra es cumplida, mediante su poder. No dependía de Sara, ni de su
duda momentánea o poca fe, sino de la grandeza del Señor y su capacidad para
determinar y cambiar la naturaleza de las cosas. Así más adelante la palabra
establece: “Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como
había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el
tiempo que Dios le había dicho”.
Cuando leemos una promesa del
Señor en su palabra, tengamos por seguro que ella será cumplida porque Él es
constante en su voluntad y perfecto en sus decisiones. Como
establecen las escrituras: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de
hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Cuando la duda haga débil
nuestra fe recordemos: Nada es imposible para Dios. Contemos con Sus promesas y
confiemos en Su obra. Una obra de amor, una obra de gozo, una obra de paz para
aquellos que le sirven y aceptan con gratitud su voluntad.
Dios les bendiga
abundantemente.
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