UN MOMENTO CON DIOS
La decisión correcta.
Entonces habló Rubén: “Yo les advertí que no le hicieran daño al muchacho, pero no me hicieron caso. ¡Ahora tenemos que pagar el precio de su sangre!”. (Génesis 42. 22)
Hacer las cosas bien es más
difícil que no hacer las cosas mal. Cuando el grupo presiona, la situación
apremia, la mayoría no apoya; cuando los principios y las creencias están en
juego; cuando en tu pensamiento más íntimo piensas diferente, hay que ser
valiente para animarse a hacer lo correcto. Rubén no estaba feliz con los
sueños de José. Mucho menos con las interpretaciones. Tampoco le causaba
ninguna gracia que Jacob, sin ningún tipo de disimulo, lo amase más que a
todos. Le molestaba tanto o más que al resto de sus hermanos la túnica de colores
que José usaba. Pero, no lo quería matar; con un susto era suficiente. Quizás
así aprendiera.
Por haber profanado la cama de
su padre (1 Crónicas 5. 1), él ya había perdido su primogenitura, pero Jacob no
se la había dado a nadie. El candidato natural era Judá; pero el candidato del
corazón paterno era José: una razón más para matarlo. Pero Rubén no se anima, y
sugiere la idea de arrojarlo en un pozo.
Hacer lo correcto hubiera sido
respetar la vida y la integridad del hermano menor, incluso defenderlo. Pero,
la presión era mucha. No se animó. Solamente no hizo lo peor. No fue
suficiente, como ocurre en la mayoría de las veces.
Siempre tenemos la oportunidad
de tomar decisiones correctas, buenas y positivas o decisiones no tan
malas, no tan negativas, no tan erradas. Quizá no vayamos a defender a quien lo
merece, pero tampoco lo vamos a matar; lo vamos a arrojar a un pozo. Las
intenciones hasta pueden ser buenas y correctas, pero las buenas intenciones no
solucionan problemas por sí mismas.
Los ismaelitas continúan
caminando por el desierto de este mundo comprando esclavos. Cuidado. No vaya a
ser que quien queríamos defender en silencio, en secreto, cuando lleguemos para
hacerlo ya esté a varios cientos de kilómetros de distancia, recorriendo el
camino hacia la esclavitud.
Recordemos tomar la decisión
correcta a tiempo.
Dios les bendiga
abundantemente.
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