viernes, 29 de julio de 2022

Un momento... Los sentimientos de culpa

 

UN


MOMENTO CON DIOS

Los sentimientos de culpa

 

 “La carta que les escribí hizo que ustedes se pusieran tristes. Pero no lamento haberla escrito. Lo lamenté al principio, cuando supe que por un tiempo esa carta los llenó de tristeza. Pero ahora estoy contento, porque esa tristeza hizo que ustedes cambiaran y que le pidieran perdón a DIOS. En realidad, DIOS así lo quiso. Por eso, no creo que hayamos hecho mal al escribirles. Cuando DIOS los ponga tristes, no lo lamenten, pues esa tristeza hará que ustedes cambien, y que pidan perdón y se salven. Pero la tristeza provocada por las dificultades de este mundo, los puede matar”. (2 Corintios 7. 8 - 10)

 

En una encuesta en la que se preguntó a 500 personas qué emociones acompañaban a sus sentimientos de culpa. Las respuestas fueron desgarradoras. Las personas manifestaron sentirse castigadas, deprimidas, indignas, rechazadas y abandonadas. Una sensación general de baja autoestima agobiaba a los encuestados.

No tenían gozo, esperanza, ni vitalidad. En un sentido, es como si los sentimientos de culpa hubieran destruido todo lo demás que había en sus vidas.

Esta parece una triste manera de vivir; no obstante, puede decirse con toda seguridad que todos nosotros, incluso quienes somos creyentes, hemos tenido exactamente las mismas emociones.

De hecho, es posible que nosotros tengamos fuertes sentimientos de culpa ahora mismo. Si es así, hagámonos esta sencilla pregunta: ¿Cuál es el origen de nuestros sentimientos de culpa?

En 2 Corintios 7. 10, vemos dos formas de ese sentimiento. Una es la tristeza que procede de Dios. Este llamado al arrepentimiento es un recurso que el Señor usa para atraer a los incrédulos a la salvación en Cristo. También motiva a los creyentes a confesar cualquier pecado que esté causando “interferencias” en su comunión con ÉL.

La segunda forma es la dolorosa emoción que aflige a las personas con el remordimiento y los sentimientos mencionados en la encuesta.

Si hemos recibido el regalo de la salvación de Jesús, pero todavía luchamos con ataques de sentimientos de culpa, dejemos que la Biblia nos asegure que tales sentimientos no vienen de Dios. ÉL no nos está atacando. Más bien, el Señor tiene las llaves que nos hacen libre. No nos convirtamos en víctimas de las mentiras del enemigo; en Cristo hemos sido perdonados y liberados.

Dios les bendiga abundantemente.

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