UN MOMENTO CON DIOS
Fácil de decir, difícil
de hacer.
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” (Mateo 5. 11)
Los mandatos de DIOS
desafían a veces la lógica humana. Tomemos, por ejemplo, el mandato de
regocijarse en la persecución. No tiene sentido hasta que nos damos cuenta del
efecto que tiene la alabanza, ella nos mantiene enfocados en el Señor y las
cosas buenas que ÉL puede sacar de las dificultades.
El apóstol Pablo
experimentó más abusos y sufrimientos de los que jamás experimentaremos la
mayoría de nosotros. Fue golpeado, sometido a juicio y encarcelado, pero veía
más allá de esas dificultades lo que el Señor estaba haciendo por medio de su
vida. Es decir, aunque no se alegraba por estar preso, podía celebrar el gran
ministerio que tenía entre los guardias de su prisión.
Si creemos que Dios tiene
el control y cumple Sus promesas, entonces debemos confiar en el principio
de Romanos 5. 3 - 5… “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos
en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba; y la prueba, esperanza, y la esperanza no nos defrauda
porque el amor de DIOS ha sido derramado en nuestros corazones por el
Espíritu Santo que nos fue dado”.
Este pasaje nos asegura
que nuestras dificultades tienen un propósito. Específicamente, desarrollan
nuestra paciencia, fortalecen nuestro carácter y afianzan nuestra esperanza.
Dos bendiciones inmediatas del sufrimiento son el aumento de nuestra fe y la
preparación para servir más al reino.
El Señor sacará algo
bueno de nuestra persecución, como lo hizo con Pablo. Pero si permitimos que la
duda nuble nuestra fe, no seremos capaces de regocijarnos por lo que ÉL está
haciendo en nuestra vida y por medio de ella.
Y si no podemos
regocijarnos, estamos en peligro de rendirnos antes de que la buena obra de Dios
pueda ser terminada. Regocijarnos nos mantiene enfocados en el Señor y en Su
propósito, para que podamos comprender el significado de nuestras pruebas y
recibir nuestra recompensa.
Dios les bendiga
abundantemente.
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