UN MOMENTO CON DIOS
La visión de Dios
«El SEÑOR mira desde los cielos; Él ve a todos los hijos de los hombres. Desde el lugar de su morada Él observa a todos los habitantes de la tierra; Él, que modela el corazón de cada uno de ellos; Él, que todas las obras de ellos entiende» (Salmo 33. 13 – 15)
Uno de los mensajes electrónicos más
interesantes que circularon hace algunos años decía así:
«Sgúen una ivnsetgaiicón de la
Uinervdasid de Cmabridge, no iprmota en qué oredn etsán las lteras en una
plaarba, lo úicno iprmoarnt es que la pirmrea y la útlmia ltera etésn en el
lguar crorcteo. Lo dmáes pudee ser un dsreoedn ttoal y aún así pderooms leer
sin porbelma aglnuo. Esto se dbee a que la mntee hmanua no lee cdaa ltera de
por sí, snio la plaarba cmoo un tdoo.»
No sabemos si en realidad se llevó
a cabo un estudio en la Universidad de Cambridge, pero, cualquiera que lee el
texto lo puede entender claramente. Algo que normalmente no tendría mucho
sentido fue descifrado por la capacidad que tiene el cerebro de ver palabras
completas en vez de las letras individuales.
El conocimiento y la
perspectiva de la mente humana la habilitan para ver todo el cuadro y encontrar
sentido donde parece no haber ninguno.
Es importante recordar que Dios
no tiene problema alguno para aclarar lo que está sucediendo en nuestra
vida. «El SEÑOR mira desde los cielos; ÉL ve a todos los hijos de los
hombres. Desde el lugar de Su morada ÉL observa a todos los habitantes de la
tierra; ÉL, que modela el corazón de cada uno de ellos; ÉL, que todas las obras
de ellos entiende».
Mientras nosotros lidiamos con
fragmentos de información, el Señor lo sabe todo. La visión que ÉL tiene de
nuestra vida es ilimitada y no conoce obstáculos.
La mayoría de nosotros
preguntamos: «¿Por qué, Dios?» en momentos extremos, cuando la
tragedia golpea y no podemos comprender cómo un Dios bueno puede dejar que
ocurra algo así.
O cuando sucede algo tan bueno
que nos quedamos abrumados porque no somos merecedores de ello. Algunas veces,
la monotonía de nuestra lucha diaria puede parecer no tener sentido alguno
tampoco, y nos preguntamos: «¿Esto es todo lo que hay?»
Como el salmista fue
consciente de la visión de Dios, le dio la alabanza por Su cuidado fiel y Su
misericordia. «He aquí, los ojos del Señor están sobre los que le temen,
sobre los que esperan en su misericordia» (Salmo 33.18)
Es Dios mismo en quien debemos
confiar y no en las circunstancias que nos rodean. Cuando las letras de nuestra
vida están revueltas, aferrémonos a nuestro amoroso Señor, Quien ve el cuadro
completo y le da sentido a las palabras.
Dios les bendiga
abundantemente.
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