UN MOMENTO CON DIOS
El porque se nos cierran las
puertas
“Así que las iglesias eran animadas en la fe y aumentaban en número cada día. Atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió.” (Hechos 16. 5 – 7)
No podemos evitar sentirnos
frustrados cuando se nos cierra la puerta de una oportunidad, pero Dios muchas
veces evitará que sigamos adelante para así poder redirigir nuestros pasos
hacia otra senda mejor.
Lo que determinará si vamos a
ser partícipes de una mayor bendición es nuestra reacción: ¿Le daremos
puntapiés a la puerta cerrada o buscaremos que otra se abra?
El segundo viaje misionero de
Pablo tuvo una serie de prohibiciones. Salió a visitar las iglesias que había
fundado en Asia, pero el Espíritu Santo lo fue apartando de ciudad tras ciudad.
¡Debió de haberle resultado muy frustrante el no haber podido llevar a cabo la
comisión del evangelio!: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo,” (Mateo
28. 19)
Pero Pablo siguió viajando en
busca de terreno fértil donde pudiera plantar una nueva iglesia; por fin, el
Señor le mostró que había una puerta abierta en Macedonia.
La nueva ruta lo llevó a
algunas de las ciudades clave de aquel tiempo: Filipos, Corinto y Éfeso eran
grandes emporios comerciales rebosantes de dignatarios y de comerciantes
extranjeros que llevarían el evangelio más lejos y más deprisa que Pablo.
El apóstol había partido con
un plan atinado y realista, pero el razonamiento humano no siempre es
confiable. La Biblia nos dice que “confiemos en el Señor en vez de en
nuestro entendimiento” (Proverbios
3. 5)
Si queremos obedecer la
voluntad de DIOS para nuestra vida, debemos vivir según la dirección del
Espíritu Santo; pensemos en el hecho de que el DIOS del universo está tomando
un momento para llamarnos la atención y redirigirnos en la dirección correcta.
Obedezcamos al Señor, y ÉL
dirigirá nuestros pasos por la senda correcta y hacia las mejores puertas.
Dios les bendiga
abundantemente.
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