UN MOMENTO CON DIOS
El discernimiento
espiritual
“Hijo mío, si recibes mis palabras y guardas en ti mis mandamientos, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinas tu corazón a la prudencia, si invocas a la inteligencia y pides que la prudencia te asista; si la buscas como si fuera plata y la examinas como a un tesoro, entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios, porque Jehová da la sabiduría y de su boca proceden el conocimiento y la inteligencia. Él provee de sana sabiduría a los rectos: es escudo para los que caminan rectamente.” (Proverbios 2. 1 – 7)
En algún momento, todos
nos hemos sentido confundidos, indecisos o desorientados. Podemos vivir
victoriosa y confiadamente sólo cuando tenemos la capacidad de ver la vida
desde la perspectiva de Dios.
Necesitamos Su ayuda
para poder distinguir entre el bien y el mal, lo bueno y lo mejor, y la verdad
y la mentira.
Cada día tomamos
decisiones, algunas triviales y otras importantes. El Señor no quiere que nos formemos
juicios basándonos en simples apariencias o en el limitado razonamiento humano.
Dios desea que veamos la realidad de cada situación tal como ÉL la ve.
También podemos
confiarle al Señor nuestras relaciones. Puesto que ÉL conoce el corazón de cada
persona, la única manera que tenemos de relacionarnos sabiamente con otros es
siendo sensibles a la dirección del Espíritu Santo que mora en nosotros.
Aunque Dios da a cada
uno de sus hijos la capacidad de tener discernimiento espiritual, muchos
cristianos ignoran esto. Se mueven a ciegas por la vida haciendo lo mejor que
pueden, pero no utilizan esta maravillosa ayuda.
Otros no creen que la
necesitan. Toman decisiones de acuerdo con su propio saber y entender, sin
pensar para nada en el Señor.
A menos que cooperemos
con Dios en cuanto al desarrollo de Su maravilloso regalo del discernimiento,
éste se mantendrá inactivo en nosotros.
El discernimiento
comienza con una actitud dócil y humilde. Si hemos estado manejando nuestras
decisiones, situaciones y relaciones usando nuestro propio razonamiento, arrepintámonos
de esto ante Dios; pidamos Su perspectiva y busquemos dirección en la Palabra
de Dios.
Dios es nuestro mejor
guía en la vida.
Dios les bendiga
abundantemente.
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