TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Y al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor.” Mateo 9. 36.
Una
definición muy compresible y práctica del significado de la palabra compasión,
la dio un afamado escritor al afirmar: “La compasión es esa capacidad de
ponernos en el lugar de otros. Es el conocimiento de que nunca podría haber
alguna paz o alegría para mí, si no hay paz y alegría para ti también.”
La
compasión. Eso es lo que la gente necesita más que cualquier otra cosa en este
mundo. Necesitan que alguien llegue a ellos con la compasión de Dios.
Dios
se mueve por la compasión, y la vida de Jesús en la Tierra fue un ejemplo vivo
de esa compasión en acción. La compasión fue el móvil de todo el ministerio de
Jesús. Lo movió a multiplicar los panes y los peces, a sanar a los enfermos, a
echar fuera a los demonios, a resucitar a los muertos y hasta morir en la Cruz.
Esa misma compasión es la que Él desea manifestar por medio de nuestra vida.
Es
algo maravilloso, ¿no es cierto?
Por
ello debemos aceptar esa hermosa verdad y seguir el ejemplo de Jesús.
Dediquemos tiempo a la comunión con el Padre. Meditemos en la compasión de Dios
hasta que surja con intensidad en nuestro interior. Hasta que el deseo de ver a
otros libres llegue a ser una prioridad en nuestra manera de pensar.
Jesús
nos ha enviado para alcanzar y tocar a este mundo sediento de Su amor con Su
compasión.
Si
no lo hacemos, ¿quién lo hará?
Dios les bendiga abundantemente.
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