TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. 2 Timoteo 1. 7.
¿Alguna
vez nos hemos sentido como si no estuviéramos a la altura de una tarea que Dios
puso delante de nosotros?
En
ocasiones, todos luchamos con esos sentimientos. Los problemas pueden generarse
cuando usamos la incompetencia como un manto para protegernos de hacer el
trabajo del Señor. En ciertos casos, tratamos de convencernos de que una tarea
es demasiado grande o de que Dios espera demasiado. Cuando eso ocurre, podemos
caer en la tentación de alejarnos de las grandes oportunidades que Dios nos da,
y desaprovechar lo que podría ser una de sus maravillosas bendiciones para
nosotros.
El
sentimiento de incompetencia surge del temor, del miedo a fracasar y a no
satisfacer las expectativas de las personas. No importa lo poco calificados que
nos sintamos, el temor no es una excusa aceptable para evitar la
responsabilidad. La verdad es que, aunque un cristiano no se sienta competente
para cumplir algunas de las tareas maravillosas que Dios le pide que haga, ¡el
Espíritu Santo es más que competente! Como creyentes, no tenemos que tener
cualificaciones o habilidades perfectas; solo tenemos que estar dispuestos.
¿Qué
hemos rehusado hacer para el Señor? 2 Timoteo 1. 7 nos dice que Dios nos ha
dado espíritu de poder, no de cobardía. Todo lo que debemos hacer es actuar con
fe; la presencia y el poder del Espíritu Santo estará
allí para ayudarnos.
Dios les bendiga abundantemente.
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