TIEMPO
DE REFLEXIÓN
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Juan 15. 7
Hoy
día, la mayoría de las personas prefieren vivir más por preferencias que por
convicciones. Deciden creer algo basándose en ciertas condiciones y
circunstancias. Cuando la situación cambia, también cambia su lealtad. Es
decir, mucha gente vacila en asuntos que requieren una determinación firme.
Comparemos
esta actitud con el modo de pensar de los grandes hombres y mujeres de la
Biblia. A pesar de muchos años de trato injusto, José nunca vaciló en su
lealtad a los principios divinos. Como resultado, se encontró en el lugar
correcto en el momento adecuado para ocuparse de la supervivencia de Israel
(Génesis 50. 20). Daniel, otro hombre justo en una tierra idólatra, se ganó la
confianza de reyes extranjeros por permanecer firme en sus creencias
(Daniel 1.19, 20). Cuando sus amigos Sadrac, Mesac y Abed-nego se negaron
también a sacrificar sus convicciones, influyeron sobre un rey que terminó
reconociendo a Jehová como el único Dios verdadero (3.29).
Como
lo demuestran estos héroes de la Biblia, las convicciones sólidas pueden
soportar los vientos cambiantes de las opiniones y los argumentos elocuentes de
los opositores. Si nos aferramos a la Palabra de Dios y confiamos en lo que el
Señor ha dicho, podremos mantenernos firmes.
En
vez de seguir nuestras propias preferencias, decidamos vivir de acuerdo con
convicciones santas. La Biblia tiene mucho que decir en cuanto a los aspectos
más importantes de nuestra vida. Mediante la oración y el estudio bíblico,
permitamos que el Señor nos arraigue firmemente en las convicciones bíblicas.
Dios les bendiga abundantemente.
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