sábado, 4 de abril de 2020

LO QUE DEBEMOS CONOCER



LO QUE DEBEMOS CONOCER
Creados para buenas obras. 

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
(Efesios 2.10)

Tenemos la genética, por ser hijos de Dios, para actuar en obediencia y en buenas obras. Dios así lo dispuso de antemano: su simiente actúa en buenas obras, fruto apetecible, conducta irreprochable, modo de vida admirable. Somos aptos para toda buena obra y debe manifestarse una nueva forma de vida.
El cristiano debe interiorizar esto y pensar que todo lo que dice o hace es una expresión que deja una impresión en quienes le rodean. Por eso la vida de los seguidores de Cristo no debe ser a la ligera sino con plena consciencia de su actuación, sabiendo que es un embajador del Reino de Dios representando y reflejando la santidad y la justicia del Creador.
Ser cristiano no es una moda o una religión que se sigue, es una responsabilidad de vida que se dispone día a día a crucificar sus propios deseos y actitudes para poder paso a una vida de resurrección gloriosa en consonancia con el Dios perfecto que representa.
Nuestra condición interna jamás puede permanecer igual cuando Dios mora en nosotros, es imposible que si algo tan glorioso y poderoso llega a mi vida no puedan ocurrir cambios.
Donde Dios se hace presente hay impacto para bendición, por eso los hijos de Dios tienen que reflejar cambios de vida, una metamorfosis que conlleve a la madurez y a reflejar plenamente el diseño original de Dios. Ser como Cristo, llegar a alcanzar la estatura de su plenitud es el norte de quienes hemos tomado como Señor a Jesucristo.
Dios les bendiga abundantemente.

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