domingo, 12 de abril de 2020



JESÚS ESTÁ VIVO… Y TÚ?

“El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra es terrenal, y habla de las cosas de la tierra. Pero el que viene del cielo está sobre todos,  y da testimonio de lo que ha visto y oído; pero nadie acepta su testimonio.  Pero si alguien lo acepta, confirma con ello que Dios dice la verdad;  pues el que ha sido enviado por Dios, habla las palabras de Dios, porque Dios da abundantemente su Espíritu.  El Padre ama al Hijo, y le ha dado poder sobre todas las cosas.  El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero el que no quiere creer en el Hijo, no tendrá esa vida, sino que recibirá el terrible castigo de Dios”.  Juan 3. 31 – 36.


Hay personas en este tiempo que parecen dar buenos mensajes sobre llevar una forma de vida equilibrada, atacan a una sociedad, que según ellos, no tienen concepto de honor y dignidad, donde las mujeres no quieren tener hijos ni los hombres familias, donde los perdedores son niños conduciendo el coche de papá y este padre que tiene un poco de poder siempre trata de recordar a los demás que no son nadie.
Estas son algunas de las cosas que dicen, un mensaje "muy cristiano" pero sin Cristo. Lo cierto es que de nada sirve tener una buena moral si no se conoce a Dios. 
Este texto de Juan 3 dice claramente: El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; pero el que no quiere creer en el Hijo, no tendrá esa vida, sino que recibirá el terrible castigo de Dios”.
Aquí dice que el único requisito bíblico para tener vida eterna es: creer en el Hijo. Esto parece chocar de frente con la idea preconcebida que muchos tienen de religión, la necesidad de hacer obras para ganar y merecer la salvación.
Pero lo cierto es que por muchas palabras, por muchos actos, por muchos esfuerzos que lleguemos a hacer nunca podremos ser salvos por ellos, nunca seremos capaces de pagar la deuda que tenemos con Dios.
La única manera es Jesucristo, con su muerte cubrió nuestra deuda, con su sacrificio evitó que nosotros tuviésemos que morir.
Aquel que cree en el Hijo de Dios puede tener tranquilidad, cuando sus días lleguen a su fin, la vida eterna será más real que nunca.
Dios les bendiga abundantemente.

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