lunes, 21 de diciembre de 2020

Tiempo... Juan 14. 9

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

Jesús dijo: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre”. Juan 14. 9.

 

No podemos conocer a DIOS en plenitud hasta que veamos a Cristo como DIOS quiere que se lo vea.

Debemos ver a Cristo, no como lo enseñan los hombres, sino como el Espíritu nos lo revele, como DIOS quiere que lo conozcamos y lo veamos, y sobre todo, como dice su Palabra escrita, la Biblia.

Hay muchos libros acerca de Jesús, los cuales han sido escritos por buenos hombres. Pero, yo creo que muchos de esos hombres nunca han visto a Jesús como DIOS desea ser conocido.

DIOS quiere que veamos a su Hijo como: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación”.

(Santiago 1.17).

¡Jesús fue un regalo! DIOS envolvió todos sus recursos en Jesús, “ha dado a su Hijo unigénito.” Cristo es el don bueno y perfecto de DIOS para nosotros que viene del Padre.

¿Lo vemos a Jesús como el regalo perfecto de DIOS para nosotros? ¿Lo vemos como todo lo que necesitamos para vivir gozosamente, victoriosamente, justamente, llenos de paz y descanso?

En el Antiguo Testamento, DIOS le dio a Israel muchos maravillosos regalos en el desierto. Una nube para resguardarlos del sol del desierto. Fuego de noche para dirigirlos y que se sintieran seguros. Agua de una roca. Una rama para sanar las aguas amargas. Una serpiente de bronce para sanar a aquellos que habían sido mordidos por serpientes.

Pero todas estas buenas cosas eran solamente sombras.

 ¿Quién era la roca de la cual salía agua? ¿Quién era el fuego? ¿El maná? ¿La serpiente de bronce?

Todo lo que DIOS hizo por Israel fue a través de Jesús. Así es Jesús, era cada uno de esos regalos.

“No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos pasaron el mar…y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía. Esa roca era Cristo”.

(1 Corintios 10.1 - 4).

Hoy día, tenemos mucho más que la sombra. Tenemos la verdadera substancia.

¡Tenemos al Cristo mismo! Y él vive en nosotros.

DIOS nos ama con un amor infinito. No hay nada en el universo más precioso para DIOS que Su propio Hijo a quien no escatimó para poder darnos Salvación y vida eterna.

Dios les bendiga abundantemente.

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