miércoles, 23 de diciembre de 2020

Tiempo... Juan 1. 1 - 5

 


TIEMPO DE REFLEXIÓN

 

“En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de él todas las cosas fueron creadas; sin él, nada de lo creado llegó a existir. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla”. Juan 1. 1 - 5.

 

La incredulidad se expresa a través de la negación, el rechazo, la indiferencia, la irreverencia y el libertinaje. Esto puede darse de manera colectiva en los movimientos u organizaciones o de manera individual donde cada persona decide negar o rechazar a Jesús.

Desde el principio de la era cristiana, han existido personas, movimientos y debates que han negado o rechazado al Jesús humano o al Jesús divino.

Sí, porque algunos se ha opuesto a la humanidad de DIOS y otros a la divinidad de Jesús. Uno de estos movimientos fue el gnosticismo.

En esta temporada de celebración navideña la incredulidad es expresada abierta directa o indirectamente, objetiva o subjetivamente, religiosa o paganamente, cristiana o anticristianamente.

Se puede cuestionar sobre la fecha, o si la iglesia del primer siglo la celebro o no, pero no se cuestiona el hecho, todos aceptan que en Belén, nació el niño Jesús.

La Biblia enseña que quien nació en el pesebre en la ciudad de Belén, es DIOS hecho carne. (Juan 1.1 -14).

La incredulidad es una manipulación ejercida por satanás en contra de la verdad que Jesús es DIOS.

Ahora bien, la incredulidad consiste, en negar que el niño que nació en el pesebre es DIOS, cuando Filipenses 2.5 - 8 dice que es DIOS: “Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús, quien, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios; sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres. Y mostrándose en figura humana se humilló, se hizo obediente hasta la muerte, y una muerte en cruz”.

Hay movimientos falsos que niegan la Deidad de Jesús, aceptan su humanidad más no su divinidad. También a nivel popular la incredulidad es mayor cuando se celebra el nacimiento de Jesús, pues aunque lo celebran, no creen en él, no lo honran, no lo adoran y no lo obedecen. Aparentan religiosidad o una falsa piedad y luego se dedican al libertinaje. Comienzan con los pretextos sociales, compromisos familiares y terminan desprestigiando su identidad o al mismo Jesús. Otros consideran la navidad de manera religiosa al asistir a una iglesia para contemplar el nacimiento de Jesús pero minutos más tarde dan rienda suelta a sus deseos carnales.

¿No es todo esto, incredulidad? Veamos la navidad como la veamos, si rechazamos a Jesús, aún permanecemos en la incredulidad.

Celebrar la navidad sin reconocer que el niño que nació en el pesebre, es DIOS, es negar el verdadero significado de la navidad.

Reconocerlo es creer en él y obedecerlo viviendo apegado a la Biblia, controlado por el Espíritu Santo, lleno del amor de DIOS y comprometido con la misión de Jesús.

Es así que, lo bueno o malo que hagamos mientras vivamos, es igual a negar o rechazar a Jesús si no lo reconocemos en nuestro corazón. Todo lo que hagamos para celebrar la navidad, no tiene valor si no está Jesús en el pesebre, pero solo con el niño en el pesebre, no vale nada, si no se reconoce que quien nació en el pesebre es DIOS.

La gran pregunta sería ¿Reconoceremos que Jesús es DIOS o lo negaremos en esta navidad?

Dios les bendiga abundantemente.

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