UN
MOMENTO CON DIOS
No
nos inquietemos por nada
"Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias". (Filipenses 4. 6 – 7)
No estar afanosos por nada
significa que no tenemos por qué tener miedo, preocuparnos, alarmarnos ni
asustarnos por nada, porque todas las cosas obran para el bien de quienes aman
a Dios.
Aunque a veces lo olvidemos y
nos volvamos locos de preocupación, es cierto que Dios usa todas las
circunstancias, por muy malas que parezcan, para su gloria y para nuestro
crecimiento, mejoramiento y refinamiento. Sabiendo esto, podemos estar
tranquilos y regocijarnos en el Señor siempre, aplicando las palabras del
apóstol a nuestras vidas "Por nada estéis afanosos",
el consejo de Pablo para la iglesia
La frase específica viene
de Filipenses 4:6 "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas
vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias".
La Nueva Versión Internacional
expresa Filipenses 4. 6 - 7 de esta manera: “No se inquieten por nada; más
bien, en toda ocasión, mediante oración y ruego, presenten sus peticiones a
Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”
Este conocido versículo forma
parte de la exhortación, aliento y oración del apóstol Pablo por los cristianos
de Filipos. El apóstol escribió el libro de Filipenses durante su
encarcelamiento en Roma, exhortando a la iglesia de Filipos a seguir su ejemplo
y animándolos a hablar la Palabra de Dios “sin temor” (Filipenses
1:14) cuando se enfrentaran a la persecución.
Si alguien tenía problemas o
pruebas y tenía motivos para preocuparse, ese era el apóstol Pablo, pero aun
así aconseja a la iglesia "Por nada estéis afanosos"
Esta situación a cualquiera
podría haberle causado estrés, ansiedad y preocupación, sin embargo, Pablo
podía estar tranquilo, podía estar en paz porque llevaba todas sus
preocupaciones a Dios en oración.
No había de que preocuparse si
Pablo ya había puesto la situación delante de Dios, no había nada de que temer
si ya Dios estaba al control de la situación.
Debemos aprender del ejemplo
de Pablo y confiar en Dios en toda circunstancia, por más difícil que sea.
Él siempre nos dará la mejor salida y la
victoria, por eso de antemano seguro podemos darle gracias por lo que va a
hacer.
Dios les bendiga
abundantemente.
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