UN MOMENTO CON DIOS
Las bendiciones de la lealtad
“Pero Rut le contestó: —¡No me pidas que te deje y que me separe de ti! Iré a donde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Moriré donde tú mueras, y allí quiero ser enterrada. ¡Que el Señor me castigue con toda dureza si me separo de ti, a menos que sea por la muerte!” (Rut 1. 16 - 17)
La extraordinaria lealtad de
Rut es lo que le valió un lugar tanto en la Biblia como en el linaje del Señor
Jesucristo (Mateo 1. 1 - 5). Rut es un ejemplo de fidelidad: adaptó su vida
voluntariamente para satisfacer las necesidades de su suegra Noemí.
Sin una familia que la cuidara
y sin vecinos que compartieran su fe en Dios, Noemí se encontraba en una tierra
extranjera, lejos de la comodidad de una comunidad familiar. Durante ese tiempo
oscuro, Rut, la viuda de su hijo, sacrificó todo para quedarse al lado de
Noemí. La joven mujer incluso eligió mudarse a un país extranjero y adorar al
Dios de Noemí.
Rut, sin duda, era consciente
de los riesgos que implicaba unir su futuro a la de otra mujer en una sociedad
dominada por los hombres, pero lo hizo sin dudarlo. Y su compromiso no terminó
cuando llegaron a Israel. Fue Rut quien proveyó alimentación para las dos. Y
fue Rut, bajo la tutela de Noemí, quien hizo una alianza con Booz que aseguró
su futuro.
Rut se sacrificó en gran
manera por su suegra y, como resultado, Dios la bendijo grandemente. Él la amó
y le dio un esposo, un hogar y un hijo. (Rut 4. 13 – 22) Además, Rut se cuenta
entre los antepasados del Mesías, Jesucristo. ¡Qué testimonio tan asombroso de
las bendiciones dadas a un corazón leal!
La decisión de servir y amar a
menudo implica sacrificio, pero Dios siempre la recompensa.
Dios les bendiga
abundantemente.
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