jueves, 28 de noviembre de 2024

Un momento... La lucha con el sentimiento de culpa

 


UN MOMENTO CON DIOS

La lucha con el sentimiento de culpa

 

“Éste es el mensaje que Jesucristo nos enseñó y que les anunciamos a ustedes: que Dios es luz y que en él no hay ninguna oscuridad. Si decimos que estamos unidos a él, y al mismo tiempo vivimos en la oscuridad, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces hay unión entre nosotros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros; pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad. Si decimos que no hemos cometido pecado, hacemos que Dios parezca mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra”.  (1 Juan 1. 5 – 9)

 

 

La manera en que los creyentes lidiamos con los sentimientos de culpa tiene mucho que ver con lo que entendemos sobre la culpa. Por definición, la palabra se refiere a un sentido de hacer algo malo, un conflicto emocional que surge de volver a considerar una acción o un pensamiento. El método bíblico para eliminar tales sentimientos es el arrepentimiento.

No obstante, hay creyentes que son atormentados por la falsa culpa, que en realidad no está arraigada en el pecado. Este sentimiento poco saludable puede desarrollarse de un par de maneras. Primero, si una iglesia está atrapada en el legalismo, sus miembros pueden sentir que no oran, leen la Biblia, o hablan de Cristo lo suficiente. Y segundo, ser criticados por otros creyentes puede hacerlos sentir incapaces de cumplir con los estándares de Dios.

Cualquiera que sea la causa del falso sentimiento de culpa, él no es resultado de un comportamiento pecaminoso. En cambio, el convencimiento genuino de culpabilidad según la Biblia, es una ansiedad en el espíritu sobre un pecado específico y voluntario; es la presión del Espíritu Santo para corregir cierto pecado. Cuando lo entendemos, podemos rechazar los intentos de satanás de desviarnos con mentiras. Y sin importar la causa, la falsa culpa debe ser desenterrada y eliminada de la vida del creyente.

La convicción de culpa genuina que Dios nos da es un regalo para evitarnos el sufrimiento que se deriva del pecado.

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

 

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