UN
MOMENTO CON DIOS
La
Salvación y el amor de Dios
“En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados”. (1 de Juan 4. 9,10)
Sólo
los verdaderos amigos conocen nuestras emociones, nuestros pensamientos y
deseos más profundos.
Dios, que es santo y perfecto, ha deseado siempre esa relación con el hombre,
pero el pecado de este parece haberlo hecho imposible.
Para
empezar, todos nos hemos rebelado contra Su autoridad.
“Por
cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” (Romanos 3.23).
“Porque
la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo
Jesús Señor nuestro”. (Romanos 6.23)
Pero,
más que eso, porque nacimos con una naturaleza corrupta heredada de Adán (Salmo
51.5).
No hay
solución humana para el pecado, no hay manera de vivir en libertad sin Dios.
Grandes
hombres que en momentos de su vida fueron ilustres y exitosos bastó con
acercarse un poco más a conocer la privacidad de su vida para encontrarnos que
eran esclavos de placeres vergonzosos, adictos a algo o alguien más y personas
viviendo sin esperanza de ser transformados, únicamente sosteniéndose de su
fama y éxito temporal.
Sólo Dios
pudo encontrar la manera de remediar la situación y cambiar nuestra naturaleza
para que pudiéramos ser parte de Su familia.
Para
que se cumpliera Su justicia, sólo un sacrificio perfecto podía pagar nuestros
pecados (Deuteronomio 17.1).
Alguien
que no tuviera una naturaleza pecaminosa tenía que morir en nuestro lugar y
pagar la deuda.
El único que calificaba para esto era Jesús, el Dios - hombre perfecto, quien
dio Su vida por nosotros (Hebreos 4.15) para que pudiéramos tener una relación
con el Padre.
Nuestra
amistad con Dios se logró con un alto precio para Él: la muerte de Su amado
Hijo.
El corazón de Dios está lleno de misericordia y amor. La gracia de Dios que es
la cualidad de su corazón que lo detiene de darnos el castigo que merecemos, es
mucho más extensa de lo que pensamos.
La
salvación eterna, la vida cristiana se trata de permitirle a Dios ser el Señor
total y absoluto de nuestro corazón. Inicia con una oración donde le pedimos
que venga a vivir en nuestro corazón, pero continúa con una vida de fe cada
día.
Dios
decidió amarnos cuando no lo merecíamos, decidió perdonarnos cuando no se lo
pedíamos y abrirnos una puerta para ser restaurados cuando ni siquiera habíamos
entendido que habíamos sido destituidos para siempre de la vida eterna.
¡Su
amor siempre está un paso adelante de nuestro pecado!
Dios
les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario