UN MOMENTO CON DIOS
El tiempo de Dios es perfecto
“Yo, Señor, te ruego que me ayudes; por la mañana busco tu presencia en oración. ¿Por qué me rechazas, Señor? ¿Por qué escondes de mí tu rostro?” (Salmo 88. 13 – 14)
Cuando estamos atravesando una
difícil situación y la respuesta a nuestras oraciones se tarda en llegar,
erróneamente concluimos de que Dios nos ha rechazado y que ÉL no está
interesado en resolver nuestro problema.
Por una parte, tenemos que
reconocer que el tiempo de Dios no es igual a nuestro tiempo.
Cuando clamamos a Dios, ya
tenemos una idea de cuál deben ser las acciones que Dios ha de tomar para que
las cosas salgan como nosotros queremos.
No tomamos en consideración el
hecho de que Dios sabe perfectamente cuál es el mejor camino para nosotros. Si
Dios permitiera que las cosas sucedieran tal como nosotros creemos que deben
ser, lo más probable es que el resultado sería diferente a lo que pensábamos
que debía pasar.
Entonces, no pensemos que Dios
nos ha rechazado porque no recibimos la respuesta que estábamos esperando, pues
el tiempo de Dios es perfecto.
Dios nunca responde antes de
tiempo ni después del momento más oportuno; a su debido tiempo nos dará la
respuesta que necesitamos, la respuesta que nos traerá mayor bendición y con la
cual aprenderemos mejor y maduraremos más como cristianos. Esperemos confiado
que la respuesta que llegará es la que más nos conviene.
Sea cual sea la prueba que nos
haya tocado enfrentar, recordemos que Dios no nos desamparará y que Sus
promesas son inquebrantables.
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario