UN MOMENTO CON DIOS
La prosperidad espiritual
“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5. 3)
Si hiciéramos una encuesta,
sobre si a alguno le gustaría ser pobre, con toda seguridad la gran mayoría
diría un rotundo: ¡No!
Es verdad, a nadie le gustaría
ser pobre. Por eso nos esforzamos por estudiar y conseguir mejores empleos a
fin de vivir bien lejos del nivel de la pobreza. Generalmente asociamos la
pobreza humana como un síntoma de fracaso.
Lo increíble de esto, es que
en el ámbito espiritual la pobreza es bien vista a los ojos de Dios. Por
cierto, no se refiere a la pobreza económica, sino a la espiritual. La Biblia
afirma que el cielo estará lleno de pobres en espíritu.
¿Cómo puede ser esto? ¿Quiénes
son los 'pobres de espíritu'?
El reino de los cielos estará
lleno de personas que se consideran a sí mismas 'pobres de espíritu', es decir,
incapaces de vivir por su propia fuerza la vida cristiana. El pobre de espíritu
es aquél que reconoce su incapacidad, y a la vez busca la fuerza del Espíritu Santo
para poder obedecer y ser fiel al Señor.
Para llegar a ser prósperos
espirituales, debemos primero considerarnos pobres espirituales pues únicamente
los pobres pueden llegar a ser ricos en Dios.
Con Dios, siempre los que no
tienen nada, pueden obtener todo del Señor, porque dentro de su pobreza de
espíritu tienen hambre de conocer comprender y agradar al Señor. En este día el
Señor nos recuerda que únicamente los que se consideran a sí mismos pobres de
espíritu, son calificados por Dios para ser transformados en ricos
espirituales.
No importa cuántas
experiencias espirituales hayamos tenido o el nivel espiritual que hemos
alcanzado, lo que importa es siempre considerarse un pobre de espíritu porque
de ellos se agrada el Señor.
Dios les bendiga abundantemente.
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