UN MOMENTO CON DIOS
Nuestros planes
" ¡Vamos ahora!, los que decís: «Hoy y mañana iremos a tal ciudad, estaremos allá un año, negociaremos y ganaremos», cuando no sabéis lo que será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. En lugar de lo cual deberíais decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.» (Santiago 4. 13 – 17)
El filósofo romano Séneca
dijo: - “Cuán insensato es el hombre que hace planes para su vida cuando ni aún
el día siguiente está bajo su control”-.
Esto es una gran realidad,
pero lamentablemente todos actuamos como insensatos cuando se trata de hacer
planes para el futuro, pues ni siquiera podemos estar seguros de que mañana
estaremos vivos.
La Biblia nos dice que
nuestra vida es “neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se
desvanece.”
Claro está que no es malo ser
precavidos, y tratar de estar preparados para el porvenir, pero nuestros planes
deben depender siempre de Dios, porque el futuro está en Sus manos.
Y todo aquel que hace planes
para el futuro sin contar con Dios, no hace más que jactarse, dice este pasaje.
La jactancia es sinónimo de arrogancia, de orgullo, de autosuficiencia. La
persona que tiene estas características, no puede contar con el favor de Dios.
Para entender lo que el
apóstol Santiago quiere decirnos, tenemos que remontarnos a lo que estaba
sucediendo cuando él escribió este pasaje. En aquella época se estaban fundando
muchas nuevas ciudades, y a menudo, cuando los fundadores buscaban pobladores
para las mismas, ofrecían libremente la ciudadanía a los judíos, pues éstos
tenían fama de ser muy buenos comerciantes, y donde ellos llegaban también
llegaban los negocios y el dinero. Así es que muchos, deseosos de hacerse
ricos, planeaban trasladarse a una de estas nuevas ciudades, y quizás trabajar
allí un tiempo, hacer una fortuna y regresar con mucho dinero.
Todo esto parece muy bien,
pero Santiago expone en este pasaje una enorme realidad que, tanto en aquellos
tiempos como en la actualidad, el ser humano ignora. Lo cierto es que no existe
una persona que sepa lo que el día de hoy puede depararle, mucho menos el día
de mañana. Entonces, ¿cómo podemos estar seguros de que nuestros planes para el
futuro se van a llevar a cabo?
No debemos tampoco vivir
aterrorizados y llenos de temor a causa de la incertidumbre del porvenir. Más
bien lo que tenemos que hacer es consagrar a Dios el futuro y poner todos
nuestros planes y proyectos en sus manos.
La Palabra de Dios nos
instruye a que debemos decir siempre: “Si el Señor quiere, viviremos y
haremos esto o aquello.” También debemos recordar que nuestros planes
pueden no estar dentro de los propósitos de Dios para nuestras vidas. En otras
palabras, debemos tener siempre en cuenta la voluntad de Dios, la cual
es “agradable y perfecta”, dice Romanos 12. 2.
El apóstol Pablo llegó a
entender profundamente este concepto, y en todos sus planes dependía siempre
del Señor. Ésta debe ser siempre nuestra actitud.
Hemos sido advertidos, la
verdad ha sido puesta delante de nuestros ojos. Persistir en el hábito de
confiar en uno mismo, en lugar de poner nuestra confianza en Dios que es el
dueño de los tiempos, no nos va a traer buenos resultados.
Dios les bendiga
abundantemente.
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