UN MOMENTO CON DIOS
¡Dios existe!
“Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. El Señor ha establecido su trono en el cielo; su reinado domina sobre todos.” (Salmo 103. 1, 19)
Algunos de los que se declaran
a sí mismos como ateos lo hacen porque no aceptan que pueda haber un poder
superior a ellos que controle todos los aspectos de su vida. Es como querer
tapar el sol con un dedo. Por más que ellos nieguen la existencia de Dios, ÉL
no dejará de ser quien es, el Altísimo Dios Todopoderoso que creó el universo y
todo lo éste contiene.
Lo curioso de todo esto es que
el control que ellos le quieren negar a Dios, ellos mismos no lo tienen pues
son muchas las cosas que escapan de su dominio. Ejemplo de ello es la duración
de la vida. Nadie, sea creyente o sea ateo, puede controlar cuánto tiempo ha de
vivir en este mundo. Sólo Dios tiene dominio, control y autoridad sobre la vida
de todos los seres humanos y su duración.
Los hijos de Dios podemos
poner nuestra esperanza en Aquel que todo lo puede pues para ÉL nada es
imposible. Quienes hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador de
nuestra vida tenemos la confianza de que todo lo que ocurre a nuestro alrededor
(y también lejos de nosotros) actúa para el bien nuestro, pues esta es una
promesa que no puede fallar.
Por muy desordenado y caótico
que nos luzca el mundo, todo lo que ocurre en él forma parte del plan de Dios.
Tratar de comprender en su totalidad dicho plan es simplemente necedad puesto
que la mente de Dios es infinitamente superior a la nuestra.
Recordemos lo que nos dice Su
Palabra que “a los que aman a Dios, todas las cosas le ayudan a
bien” (Romanos 8. 28). Dice también que Dios tiene planes de bienestar
para darnos un futuro y una esperanza (Salmo 139)
Contentémonos con la
revelación de Su plan que Dios nos ha dado por medio de Su Palabra y caminemos
con entera confianza el camino que nos llevará a Su presencia.
Busquémoslo con corazón
sincero cada día, agradémosle en todos nuestros actos y le encontraremos y ÉL nos
demostrará que en verdad tiene para nosotros planes de bienestar y no de
calamidad. Comprobaremos que nos trazará un futuro y nos dará una esperanza.
Una esperanza cierta y duradera: la vida eterna.
Dios les bendiga abundantemente.
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