UN MOMENTO CON DIOS
Demasiados ocupados
“Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias.” (Salmo 34. 15, 17)
Cada día que pasa parece que
estamos más ocupados que antes. A muchos de nosotros no nos alcanza el tiempo
para hacer todo lo que tenemos que hacer.
Como resultado, en todo el
mundo, han proliferado los negocios que ofrecen sus servicios “al paso”, como
bancos, farmacias, lavanderías, y restaurantes de comidas rápidas. Uno
prácticamente puede hacer lo que quiera sin tener que perder tiempo en
estacionar y caminar.
¡Cuántas veces decimos o
escuchamos decir: «Ahora no, estoy ocupado» o «Lo siento, ¡pero no tengo
tiempo»!
Sin embargo, nuestro Padre
Celestial, el Señor y Creador de todas las cosas, siempre tiene tiempo para
nosotros. La crucifixión y resurrección de Jesucristo nos ha dado acceso a la
presencia de Dios y es prueba de que Dios nunca está demasiado ocupado para
nosotros, sino que siempre está dispuesto a escucharnos, a cuidarnos, y a
rescatarnos.
Es probable que, a veces, nos
parezca que el Señor no nos oye, pero sí lo hace. ÉL está atento y nos
responderá. La Biblia nos recuerda que podemos hallar consuelo en saber que
nuestro Dios está profundamente interesado en lo que pesa sobre nuestro
corazón: «El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan
en verdad». (Salmo 145. 18)
Cuando clamamos a ÉL, nunca
obtendremos una respuesta desinteresada. En vez de alejarse de nosotros cuando
acudimos a ÉL buscando ayuda, nuestro Padre Celestial se nos acerca en los
momentos de necesidad. Nunca está demasiado ocupado para escuchar las oraciones
de Sus hijos: Cuando lo llamamos, nos oye; la línea de comunicación al cielo
nunca da ocupado.
Ahora, la pregunta que queda
por hacernos, es: ¿estamos nosotros, sus hijos, demasiado ocupados para dedicar
unos minutos a estar con ÉL y no solamente para presentarle nuestras
peticiones?
Si la respuesta es afirmativa,
entonces estamos demasiado ocupados, debemos hacer tiempo para escucharle decir
cuán importantes somos para ÉL y cuánto nos ama.
Quienes han aprendido a
apartar regularmente un tiempo para escuchar al Señor, a leer Su Palabra, a
dirigirse en oración y a poner en práctica Sus enseñanzas, han descubierto que
ese momento es el mejor invertido del día.
Lo mejor que podemos hacer es
aminorar la marcha y tener un tiempo para escuchar al Señor
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario