UN MOMENTO CON DIOS
La esperanza gloriosa
“Hermanos, no queremos que ignoren lo que va a pasar con los que ya han muerto, para que no se entristezcan como esos otros que no tienen esperanza. ¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también DIOS resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con ÉL.” (1 Tesalonicenses 4. 13 – 14)
Cuando escuchamos la
palabra resurrección, la mayoría de nosotros piensa únicamente en Cristo
resucitando de los muertos, pero Su victoria sobre la tumba demuestra lo
que sucederá con nosotros también.
Garantiza que aquellos que
crean en Cristo no permanecerán muertos, sino que serán resucitados a una vida
eterna. ¡Esa es nuestra bendita esperanza! Un día, cada persona que haya muerto
experimentará una resurrección corporal como la de Cristo, y quienes estén vivos
cuando ÉL regrese, serán transformados de mortales a inmortales en un abrir y
cerrar de ojos.
La victoria sobre la muerte
alcanzada por nuestro Señor Jesucristo en la tumba ahora vacía, deja en claro a
todo dominio, autoridad y poder que el Creador reina y que dicha victoria verá
Su culminación cuando todos seamos transformados en cuerpos incorruptibles y
espirituales y la muerte sea totalmente destruida. Estos humildes cuerpos
terrenales serán transformados en cuerpos gloriosos como el de ÉL.
Los escritos del apóstol
Pablo ofrecen algunas pistas acerca de sus características: serán
imperecederos, gloriosos, poderosos y espirituales. Como tales, serán ideales
para vivir en el cielo. Nunca experimentaremos de nuevo el pecado, la
enfermedad, el dolor, el sufrimiento, la debilidad, el agotamiento y la muerte.
El hecho indiscutible de la
resurrección de nuestro Señor Jesús nos permite mantener la esperanza firme de
volver a ver a todos nuestros seres queridos que han muerto en Cristo y de
vivir con ellos para siempre en presencia de nuestro amado Dios.
La resurrección de Cristo nos
anuncia que ya podemos vivir tranquilos y sin temor pues la cruel muerte ya no
tiene jurisdicción sobre nosotros y aun cuando tengamos que dormir en Cristo,
sólo será por un corto tiempo hasta que la voz de mando del Señor ordene a
nuestros cuerpos despertar con naturaleza incorruptible.
Fortalezcámonos en nuestra
esperanza y compartamos con otros esa visión que sólo alguien que ha sido salvo
puede tener.
Dios les bendiga abundantemente.
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