UN MOMENTO CON DIOS
Intimidad con Dios
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de DIOS son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: «¡Abba! ¡Padre!» El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de DIOS y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.”. (Romanos 8. 14 – 17)
Supongamos que yo nos piden
que caractericemos nuestra relación con Dios. ¿Es ÉL un amigo con el que nos
encontramos de vez en cuando? ¿O es Alguien que está incluido en todos los
aspectos de nuestra vida? Lo más probable es que la naturaleza de nuestro
vínculo esté en algún punto intermedio.
Cualquiera que sea el estado
de nuestra relación con el Señor, tengamos la seguridad de que ÉL quiere que
sea algo más íntima y más significativa. Dios desea tener una relación tan
fuerte y profunda, que las palabras compañerismo y comunión no pueden
describirla totalmente. Dios nos creó para tener intimidad con ÉL.
Los seres humanos somos las
únicas criaturas hechas a la imagen de Dios. Al igual que ÉL, somos capaces de
pensar, razonar y tomar decisiones, aunque nada de esto lo hacemos de manera
perfecta. Los atributos que separan a las personas del resto de la creación,
las facultan para relacionarse con el Señor de una manera especial. Ni siquiera
los ángeles, que fueron creados para la adoración, pueden comunicarse con el Padre
Celestial de la misma manera que hemos sido invitados nosotros.
Jesús
llamó “amigos” a Sus seguidores (Juan 15.15), y Pablo escribió que
los creyentes son hijos de Dios (Gálatas 4. 7). ¡No nos relacionamos de manera
distante e impersonal! Cuando pasamos tiempo con el Señor, cultivamos una
intimidad con ÉL, como la de un hijo amado con su Padre.
Algunos creyentes tienen la
idea equivocada de que la manera para tener contento a Dios,
es "hacer algo cristiano”, pero la manera de agradar a nuestro Padre
Celestial es “siendo cristianos”, agradándole en todos nuestros actos.
Dios quiere que vivamos de tal
manera que otros lo vean a ÉL como nuestro Padre y nuestro mejor Amigo.
Dios les bendiga abundantemente.
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