UN MOMENTO CON DIOS
Bajo Sus alas
“Anhelo habitar en tu casa para siempre y refugiarme debajo de tus alas. Tú, oh Dios, has aceptado mis votos y me has dado la heredad de quienes te honran.” (Salmo 61. 4 – 5)
¿A quién no le gustaría estar
todo el tiempo tranquilo y en paz, sabiendo que está protegido y que ningún mal
podrá sucederle? Éste es uno de los anhelos básicos del ser humano.
A diferencia de otros seres
vivientes, nuestros cuerpos no poseen corazas, gruesos cueros, espinas,
glándulas secretoras de sustancias tóxicas, garras, picos, dentaduras afiladas,
escamas, etc., etc., que nos protejan de nuestro entorno y de quienes nos
rodean. Somos seres absolutamente indefensos y la única cosa con que contamos
para protegernos es nuestro intelecto.
Y así vamos desarrollando esa
única cosa que sentimos que nos puede proteger y nos olvidamos de que nuestro Creador
nos puede defender absolutamente mejor de lo que podamos hacer nosotros mismos
por nuestros propios medios.
Cuando nos damos cuenta,
finalmente, de que sólo en Dios tenemos toda la protección que necesitamos, es
cuando esa protección se hace efectiva en nuestra vida.
Busquemos pues refugiarnos
bajo las alas de nuestro Creador y Señor. ÉL sabrá darnos toda defensa y
protección que nos haga falta contra cualquier clase de ataque o peligro que se
presente. Dependamos exclusivamente de ÉL y siempre estaremos seguro. Estar en
la presencia de Dios es lo más maravilloso que puede suceder en nuestra vida.
Acudamos pues en este mismo
instante a buscar refugio en Aquél que dio Su vida por nosotros y recibamos de
ÉL la bendición que tanto ansiamos. Nuestros reveses se convertirán en
victorias y nuestro llanto en un cántico de alabanza. El poder de Dios
hará esto en nuestra vida y podremos compartirlo con otros.
Dios les bendiga abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario