UN MOMENTO CON DIOS
Él me infundirá aliento
“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”(Salmo 23. 4)
“Hoy me levanté con el pie
izquierdo”. Un dicho muy común para expresar que el desánimo toca nuestra
vida desde el amanecer y eso nos abre un camino de desventuras y desaciertos.
Con ese pensamiento, nada podía levantar las murallas despedazadas de nuestro
ánimo y aliento.
Si leemos el salmo 23, eso nos
conforta la vista y el alma. Y especialmente
el versículo 4 y sobre todo la última línea que parecía susurrarnos con
confianza: “tú vara y tu callado me infundirán aliento”. Y eso debe
ser suficiente, pues nos lleva a experimentar la paz que nuestra alma necesita.
Uno de los enemigos más
fuertes del ser humano es el desaliento. Hombres y mujeres de la Biblia vivieron
lo que es el desaliento. Por esa razón, Dios sabiendo nuestra debilidad viene
como Padre a traernos aliento.
Regularmente el desaliento
viene en el momento en que pasamos por el valle de sombra de muerte. ¿A través
de que medios Dios nos da aliento? A través de muchos medios, pero en este
pasaje el salmista menciona tres que son poderosos:
1. Vara: La Palabra hebrea
Shebet: Que es Vara de autoridad. Cuando aceptamos Su autoridad en nosotros, ÉL
nos da aliento. Era la vara que usaba el pastor de ovejas para lanzarla contra
los osos, leones o lobos que querían atrapar una oveja. Cuando el pastor
lanzaba esa vara, el silbido en el aire por encima de las ovejas les daba
aliento al saber que su pastor las defendía.
2. Cayado: de la Palabra
hebrea Mishenah. Que implica Apoyo. El cayado tenía una curva en uno de los
extremos y la usaba el pastor para enganchar la oveja cuando ésta quería
extraviarse. Eso es apoyo. A veces en nuestra rebeldía nos queremos extraviar
tomando nuestro propio camino y Dios tiernamente nos engancha con su cayado, y nos
trae nuevamente a su redil.
3. Aliento que es sinónimo de
consolación, compasión, cambiar de mente, pensar lo mejor, dar descanso, es una
de las hermosas herramientas de la paternidad divina usando la vara y el
cayado. Muchos de nosotros hemos atravesado varias veces ese valle oscuro y
terrible de la «sombra de la muerte», y podemos certificar que sólo el Señor ha
podido ayudarnos en los desvariados pensamientos, en medio de tantos horrores
misteriosos y terribles abatimientos de que está erizado este paso.
El Señor nos ha sostenido y
guardado libres de todo temor al mal, aun cuando estábamos a punto de
desfallecer. Hemos sido afligidos y oprimidos por todas partes; sin embargo,
hemos sobrevivido por haber sentido la presencia del gran Pastor y porque hemos
confiado en que Su cayado impediría que el enemigo nos causara alguna herida
mortal.
Si al presente andamos en
oscuridad bajo las negras alas de una gran tribulación, glorifiquemos a Dios
con una tranquila confianza en Su promesa. Hoy sintámonos seguros de saber que
en medio del valle de la sombra de la muerte Su vara y Su cayado nos infunden
aliento.
Dios les bendiga
abundantemente.
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