UN MOMENTO CON DIOS
Cuando nuestro carácter es
probado
“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” (Santiago 1. 2 – 4)
Los nogales son los árboles
vivientes más antiguos del mundo. Se estima que algunos de ellos tienen una
edad de entre 3.000 y 4.000 años. En 1957, el científico Edmund Schulman
encontró uno al cual llamó "Matusalén". Este antiguo y nudoso árbol
tiene casi 5.000 años de edad. Ya era un árbol viejo cuando los egipcios
estaban construyendo las pirámides. Los nogales crecen en la cima de las
montañas del oeste de los Estados Unidos a elevaciones de 3.000 a 3.350 metros.
Han podido sobrevivir algunas de las condiciones de vida más severas de la
tierra: temperaturas árticas, vientos muy fuertes, un aire muy fino y poca
lluvia. Este brutal ambiente en realidad es una de las razones por las que han
sobrevivido por miles de años. Las dificultades han producido en ellos una
fortaleza y una resistencia extraordinarias.
Dice el pasaje de hoy que, por
medio de la tribulación, es decir las pruebas y dificultades de la vida,
nuestro carácter es probado. Y como resultado de esto obtenemos paciencia, y
finalmente surge en nosotros la esperanza. Esto diferencia a un creyente que ha
sido probado del resto de las personas que le rodean, pues una vida sin
esperanza es una vida sin propósito y sin motivación. Por eso sabemos que la
adversidad es parte del proceso que Dios utiliza para llevar a cabo sus
propósitos en nuestras vidas. Las pruebas nos llevan en dirección al Señor. En
realidad, aunque causan dolor y sufrimientos, las pruebas podrían ser lo mejor
para nosotros, pues producen total dependencia de Dios, y por lo tanto
crecimiento espiritual. Por eso el apóstol Santiago dice: “Hermanos míos,
tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la
prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra
completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa
alguna.” (Santiago 1. 2 - 4)
También, en su primera carta,
el apóstol Pedro nos habla de este tema. Dice 1 Pedro 1. 6 - 7: “...aunque
ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en
diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que
el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza,
gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” Recordemos que cuando
el oro es sometido a altas temperaturas, los demás componentes se separan, de
manera que al finalizar el proceso se obtiene como resultado un oro puro libre
de impurezas. De igual manera, el fuego de la prueba y la aflicción actúa sobre
nuestra fe limpiándola, purificándola y fortaleciéndola.
Así que, cuando estemos en
medio de una prueba, recordemos que quizás lo mejor que puede pasarnos no es
ser librados de ella inmediatamente, sino que Dios la use para lograr su
propósito en nuestra vida.
Oremos por fortaleza para
soportarla y discernimiento espiritual para entender los planes de Dios para nosotros.
Esperemos en el Señor pacientemente, y el resultado será grandes bendiciones
para nuestra vida y un testimonio en el que Dios pueda glorificarse.
Dios les bendiga abundantemente.
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