UN MOMENTO CON DIOS
El concierto de la vida
“Yo, Señor, espero en Ti; Tú, Señor y Dios mío, serás quien responda. Tan sólo pido que no se burlen de mí, que no se crean superiores si resbalo.” Salmo 38. 15 – 16)
Cuando un ensamble musical,
sea un dúo o una orquesta sinfónica, con todas las de la ley, ejecuta una pieza
musical es muy importante para el éxito y calidad de la interpretación que cada
uno de los que forman parte del ensamble hagan lo que les corresponde hacer con
sus instrumentos en el momento preciso en que deben participar. Mientras más
acoplados estén los músicos mejor será la interpretación de la pieza musical y
mejor se podrá apreciar lo que el autor quiso comunicar cuando compuso la obra.
Si alguno de los músicos no está cumpliendo con su parte, de acuerdo al arreglo
musical, el resultado será disonancia y fracaso.
En la interpretación del
concierto de la vida de los hijos de Dios pasa igual. En esta interpretación
musical, en este dueto que todos nosotros ejecutamos junto con el Director del
conjunto musical y solista principal del concierto, a nosotros nos toca esperar
en Dios y a Él le corresponde responder. En la partitura están las
instrucciones de cómo se debe ejecutar la pieza, con indicaciones precisas de
cuándo tocar, qué notas tocar, cuándo callar, cuándo deben tocar todos los
integrantes y cuándo le corresponde al solista ejecutar, la intensidad con que
producirá cada una de las notas y el ritmo que se utilizó en la composición.
¿Estamos siguiendo las
indicaciones que aparecen en la partitura de nuestra vida? o, por el contrario
¿nos conducimos nosotros mismos y tocamos con improvisación y cuando mejor nos
parece? La parte que nosotros ejecutamos ¿produce armonía o disonancia? ¿Nos hemos
puesto de acuerdo con el Director de la orquesta en cómo será nuestra
interpretación de la parte que nos corresponde?
Es vital que tengamos una
respuesta para estas y muchas otras preguntas relacionadas con la calidad de la
ejecución del instrumento que nos ha sido asignado. También es importante que
aquellas áreas en las cuales existen oportunidades para mejorar sean
identificadas y se establezca acciones precisas para que la interpretación de
la partitura se haga con excelencia.
Mantengámonos, pues, atentos a
la lectura de las instrucciones del Director que se encuentran en la Biblia, Su
Palabra. Pronto veremos cómo mejora la calidad del sonido y se alcanza la
armonía en nuestra obra musical.
Dios les bendiga
abundantemente.
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