UN MOMENTO CON DIOS
La respuesta adecuada trae paz
“Nunca respondas al necio de acuerdo con su necesidad, Para que no seas tú también como él”. (Proverbios 26. 4)
Supongamos que mañana por la
mañana vamos a trabajar y, nada más entrar, uno de nuestros compañeros se pelea
con nosotros. Desata su ira y frustración contra nosotros de una manera que
parece una agresión y nos deja tambaleante y ofendidos. Desde nuestro punto de
vista, no hay motivo para este ataque verbal: son las nueve de la mañana y ni
siquiera nos han servido una taza de café, y mucho menos hemos tenido la
oportunidad de conversar con esta persona. ¿Cómo responde?
La reacción normal sería algún
tipo de represalia. Es humano pensar: «Eso ha estado fuera de lugar. Voy a
ajustar cuentas con él por eso». Sin embargo, la respuesta piadosa es muy
diferente. Jesús dijo: «Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a
cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.» (Mateo
5. 39). En otras palabras, una respuesta centrada en Cristo podría ser: «¿Hay
algo más que quieras decirme? Te agradezco que me hayas hecho saber cómo te
sientes. Consideraré lo que me ha dicho».
La primera reacción conduce a
una discusión, división, confusión, malestar y una escalada de ira, amargura,
frustración y distanciamiento. El otro camino, el camino de Dios, conduce a la
paz, la comprensión, la resolución, la reconciliación y el crecimiento
potencial de una relación. Por eso es tan importante que reflexionemos sobre la
Palabra de Dios: que la leamos, la estudiamos, la memoricemos, pensemos en ella
y la consideramos. Los mandamientos, estatutos, preceptos y principios del
Señor abarcan todas las situaciones de la vida. Y al aplicar las Escrituras a
nuestras vidas, descubrimos la manera sabia de responder a las situaciones
difíciles que afrontamos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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