UN MOMENTO CON DIOS
Dios nos toma de Su mano
“Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria”. (Salmos 73. 23 – 24)
A pesar de toda los errores y
la ignorancia que David acababa de confesar a Dios, era cierto y verdad que
había sido aceptado, perdonado y bendecido por la presencia constante de Dios.
Plenamente consciente de la pérdida de su propia posición, y de la falsedad y
vileza de su naturaleza, sin embargo, en una manifestación de fe, cantó:
"Con todo, yo siempre estuve contigo."
Por ello, esforcémonos por
afirmar, con un espíritu similar al de David: "Sin embargo, puesto que
pertenezco a Cristo, estoy continuamente con Dios."
Esto significa que estamos
continuamente en Su mente. Dios siempre piensa en nosotros, para bien. El Señor
nunca duerme; vela perpetuamente por nuestro bienestar. Estamos constantemente
en Sus manos, de modo que nadie podrá arrebatarnos de Sus manos. Estamos
continuamente en Su corazón, colocados allí como un memorial, igual que el sumo
sacerdote llevaba siempre los nombres de las doce tribus de Israel en su
corazón. Su amor siempre nos alcanza. Dios siempre hace que la providencia
trabaje para nuestro bien.
Su amor "es fuerte como
la muerte" (Cantar de los Cantares 8. 6). "Las muchas aguas no
pudieron apagar el amor, ni los ríos ahogarlo" (v. 7). ¡Qué gracia tan
admirable! Permanecemos aceptados en Su presencia, disfrutando continuamente de
Su favor.
En esto se encuentra nuestro
consuelo para el alma probada, afligida y turbada en lo más íntimo de su ser.
En saber que podemos decir: "Sin embargo", y recibir la paz que da
esa frase: "Sin embargo, yo estoy siempre contigo".
Dios les bendiga abundantemente.
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