viernes, 3 de enero de 2025

Un momento... Con Dios: vivamos un día a la vez

 


UN MOMENTO CON DIOS

Con Dios: vivamos un día a la vez

 

“Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú”. (Génesis 41. 40)

 

¿Quién hubiera imaginado que del interior de una prisión podría surgir el gobernador de todo Egipto? Esta y tantas otras situaciones están diseñadas por nuestro Maravilloso Dios, El Señor declara: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos"... (Isaías 55.8)

Esa es la verdad más pura. Los pensamientos del Señor y sus caminos son más elevados que los nuestros. No sólo nos involucran a nosotros, sino que siempre están diseñados para bendecir otras vidas.

Con José de Egipto no fue diferente. Dios tenía un plan de salvación para el pueblo de Israel. Y en ese plan Dios eligió a José para que fuera el protagonista principal. Sin embargo, el camino que José tuvo que recorrer fue arduo, doloroso, de sufrimiento. El dolor del rechazo, de la traición, el peso de la condena, el tiempo en prisión, todo formaba parte de la preparación para lo que estaba por venir.

El hecho de que José se enfrentara a tantas dificultades no significaba que Dios se hubiera olvidado de él. No, todo formaba parte del plan de Dios. Hacer la voluntad de Dios y vivir de acuerdo con sus propósitos no siempre es fácil y agradable. El dolor, las dificultades, forman parte del proceso. Pero cuando llega el momento en que Dios cumple sus promesas, somos como los que sueñan (Salmo 126. 1)

Por lo tanto, nunca desmayemos ante las dificultades. Dios no se ha olvidado de nosotros. El Autor del plan de nuestra vida está de nuestro lado en todo momento. El tiempo en la "prisión" es sólo un puente hacia el "palacio". Como José, mantengámonos firmes en la esperanza de aquello que El Señor ha preparado para nosotros, seamos pacientes y confiemos en Sus promesas. Dios tiene un tiempo determinado en el que, con perfección, obra todas las cosas. No nos precipitemos, esperemos en Sus promesas y aprendamos a vivir diariamente el paso a paso que Él ha determinado; no hay mayor seguridad que la de saber que la misericordia y fidelidad de Dios nunca perecen, por el contrario, trabajan para nuestro bien, en todo momento y nos premiarán en el tiempo, no que queramos, sino que realmente necesitamos.

Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él. (Salmos 118. 24)

Todo árbol frutal fue una vez semilla. Semilla que estuvo inmersa en un montón de tierra, oculta, imperceptible a los ojos humanos. Con el tiempo, tras pasar por varias fases, llega el momento de presentar su fruto. El factor tiempo es siempre determinante en todas las cosas de esta vida. Todo se hace y se produce en el momento oportuno. No hay forma de dar fruto si un día no se ha sembrado antes.

Pero, por desgracia, cuando aplicamos esta verdad a nosotros mismos, descubrimos lo ansiosos que estamos y lo poco que nos gusta esperar. Ansiamos el fruto, sin que ni siquiera se haya sembrado la semilla. Vivimos preocupados por muchas cosas. Nos preguntamos cómo será esto o aquello.

Vivamos un día a la vez atendiendo a las experiencias cotidianas que Dios quiere que vivamos. Es confiar en que Él se ocupa de todo. Es descansar en Sus promesas. Es vivir de fe en fe. Es estar preparados para recibir lo mejor de Dios.

Dios les bendiga abundantemente.

 

 

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