UN MOMENTO CON DIOS
Hijos de Dios
“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. (Proverbios 13. 24)
A veces, podemos ejercer una
enorme presión sobre nosotros mismos para lograr grandes avances en la vida
cristiana. Pero 1 Juan 3. 2 - 3 explica: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y
aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifiesta, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo
aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es
puro.”
En otras palabras, todavía no
somos perfectos como Jesús, y no debemos esperar serlo. Pero como hijos de
Dios, no nos entrenamos a nosotros mismos. El Padre es quien está a cargo de
nuestra enseñanza mediante la guía que provee a nuestras vidas, y se asegura de
que nos mantengamos en el buen camino. Así que lo que debemos hacer es vigilar
y obedecer al Señor, confiando en que Él proveerá lo que necesitamos, nos
mantendrá a salvo en medio de las pruebas y nos guiará por el camino correcto.
Nuestra responsabilidad es
tener nuestra esperanza y nuestro enfoque fijo en Cristo; el suyo es
purificarnos. Así que cuando estamos centrados en Jesús, Él nos santifica, nos
instruye y nos capacita para llegar a ser todo aquello para lo que nos creó.
Esta verdad nos quita la
presión de encima y pone la responsabilidad en Dios, que es el único que
realmente sabe cómo criarnos como Sus hijos. Leemos la Biblia y oramos no para
impresionarle o ganarnos su favor, sino por amor y gratitud, porque simplemente
queremos conocerle. Miramos al Padre, aprendemos de Él y obedecemos sus
instrucciones, sabiendo que Él es fiel para transformarnos (Romanos 12. 1 - 2)
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario