miércoles, 29 de enero de 2025

Un momento... El orgullo nos separa de Dios

 


UN MOMENTO CON DIOS

El orgullo nos separa de Dios

 

“El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco”. (Proverbios 8. 13)

 

Nuestras fortalezas pueden, en realidad, impedirnos a avanzar de la forma en que Dios espera, para nuestra vida. Empezamos a confiar en nuestros puntos fuertes porque nos parecen “seguros”: no hay fe implicada en la consecución de nuestros objetivos, pues atribuimos cada vez más nuestros triunfos a nuestra propia capacidad y menos a Su gracia, muchas veces hasta de forma inconsciente. Muy pronto, en lugar de buscar la sabiduría y el poder del Señor, evitamos sin percibirlo, cualquier cosa que requiera la más mínima confianza en Él.

Por eso es importante comprender, para no caer en el orgullo, que cualquier éxito que podamos lograr por nosotros mismos, será insatisfactorio comparado con las cosas asombrosas que el Señor puede hacer a través de nosotros. Por eso el orgullo no pertenece a nuestra vida. Él nos aleja de Dios, no sólo porque destruye nuestra relación con Él, sino también porque nos distancia de todo lo que podríamos ser.

Si sentimos que, en algún momento, el orgullo ha tomado cuenta de mucha de las cosas que hemos emprendido, pidámosle al Señor que nos revele cualquier cosa que haya invadido nuestro corazón, y arrepintámonos de él. Mostrémonos dispuesto a someternos a Dios y a atribuirle todo lo que tenemos y todo lo que somos. Porque cuando lo hagamos, estaremos bien encaminado para disipar el dominio del orgullo y convertirnos en todo aquello para lo que el Padre de los Cielos nos creó. Así que no esperemos, el orgullo nos separa de Dios, pero su inmenso amor nos llamará para que regresemos a Él, siempre y por todos los medios necesarios.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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