UN MOMENTO CON DIOS
La Palabra de Dios nuestra
hoja de ruta
“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. (Jeremías 33. 3)
En la última carta de Pablo a
Timoteo, su hijo en la fe, él dijo: “Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad.” (2 Timoteo 2. 15). Esto significaba estudiar las Escrituras y
aprender a huir de las tentaciones que podrían impedir que Timoteo se convirtiera
en todo lo que el Señor había planeado que fuera. Pablo no siempre estaría con
Timoteo para guiarlo, pero la Palabra de Dios nunca dejaría de mostrarle al
joven pastor el camino que debía seguir.
Esto se debe a que “Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea
perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2 Timoteo 3. 16 - 17).
Sumergirse en las Escrituras no solo nos enseña sobre el amor y el deseo
personal de Cristo por nosotros, sino que también nos prepara para las pruebas
de la vida y para las bendiciones que se nos presentan. Esto se debe a que la
Palabra de Dios es una hoja de ruta, un marco y un plan para la vida, y es crucial
que meditemos en ella y la apliquemos a nuestra vida. Ciertamente, el Padre
tiene muchas bendiciones acumuladas para aquellos que caminan a la luz de Su
verdad.
Independientemente de lo que
enfrentemos, mientras las Escrituras estén ocultas en nuestro corazón y el
Espíritu Santo guía nuestros pasos, podremos enfrentar todos los desafíos
victoriosamente. Por lo tanto, tomemos la Biblia y pidámosle a Dios que nos dé
nueva vida a nuestro amor por Su Palabra. Nos sorprenderemos de las grandes
cosas que el Padre nos revela a través de Él.
Dios les bendiga
abundantemente.
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