CADA
DÍA CON DIOS
Nosotros
decidimos como vivimos
Lo más obvio es que todos los seres humanos queremos vivir bien, pero el que vivamos bien no solo depende de cuánto lo deseamos, también depende de que hacemos para que los demás también vivan bien.
Cuando
nosotros contribuimos para que los demás vivan bien logramos tener una perfecta
convivencia.
Lo
que más dificulta al ser humano es el convivir en sociedad. Por esta razón es
que la mayoría de los seres humanos se vive en constante guerra los unos con
los otros.
La
mayoría de los seres humanos somos de tendencia egoísta lo único que nos
preocupa es nuestro bienestar y esto es lo que origina una muy mala convivencia
Que
hace que vivamos bien.
1.
No juzgar a los demás. Mateo 7. 1 “No juzguéis, para que no seáis juzgados.” No
significa que debemos dejar pasar por alto el mal comportamiento de otros. Esto
significa que no debemos condenar a los demás sin brindarles otra oportunidad.
Muchos
se creen muy santos para criticar las fallas de los demás pero en el fondo
ellos son peores. Todos pecamos solo que algunos pecamos de manera diferente a
los demás. Arrepintámonos de nuestros pecados para poder ayudar a los demás.
2.
Pensar que como tratamos a los demás un día los demás nos trataran a nosotros. Mateo
7. 2 “Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida
con que medís, os será medido” A esto también le podemos llamar la ley de la
siembra y la cosecha o como dicen en el mundo la ley de la compensación.
3.
Mirar nuestros errores más que el de los demás. Mateo 7. 3 – 5 “¿Y por qué miras la paja que está
en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga
en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces
verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” Si nosotros nos
corregimos nos convertimos en ejemplo y de esta forma contribuimos para que
otros corrijan.
Para
no ser implacables con los que se equivocan es necesario recordar como éramos e
inclusive como seguimos siendo hoy y sobre todo recordar que cuando nos
equivocamos también clamábamos por otra oportunidad.
4.
No le entreguemos lo más valioso de nosotros a quien no lo merece. Mateo 7. 6
“No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los
cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.”
5.
Hagamos a los demás lo que nos gustaría que ellos hagan con nosotros. Mateo 7. 12
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.”
6.
No seamos facilista. Lo fácil no siempre es bueno. Mateo 7. 13 - 14 “Entrad por
la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva
a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la
puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan.” En lo espiritual y en lo secular para obtener lo mejor se necesita esforzarse
y ser valiente. Josué 1. 9 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente;
no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que
vayas.”
7.
No nos fijemos en las apariencias. Las apariencias engañan miremos los frutos. Mateo
7. 16 - 17 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los
espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el
árbol malo da frutos malos.”
Si vemos
que una persona toda su vida ha hecho cosas buenas por los demás podremos entenderlo
y darle otra oportunidad el día en que se equivoque. Recordemos nadie está
exento de no equivocarse.
Las
palabras se la lleva el viento no nos dejemos seducir por la buena forma de
hablar de los demás fijémonos en sus actos. Mateo 7. 21 “No todo el que me
dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.” Tanto en lo espiritual como en lo
secular muchas personas solo viven de apariencias.
8.
Estudiemos y practiquemos la Palabra de Dios. Mateo 7. 26 - 27 “Pero cualquiera que me oye estas
palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa
sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y
dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.” Los que
solo se la pasan criticando el mal comportamiento de los demás se descuidan
tanto que cuando le llegan las lluvias de problemas se derrumban con facilidad.
Si
decimos que somos cristianos ejemplares no nos admiremos de las fallas de los
demás. Oremos por ellos y si en nosotros esta esforcémonos lo más que podamos
por restaurar esa vida con la ayuda del Espíritu Santo. Nuestra labor de
cristianos no es criticar o destruir al que ha fallado. Nuestra labor es ser
instrumentos de Jesucristo para restaurar vidas y volverlas al camino de Dios.
Dios les bendiga abundantemente.
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