CADA
DÍA CON DIOS
Cristo
nuestro Medico.
Jesucristo a si mismo se denomina nuestro médico, y lógicamente un médico esta para atender enfermos, muchas personas creen que solo quienes se consideran santos pueden estar en la presencia de Cristo.
Jesucristo
nos enseña que a él llegan quienes están enfermos. Mateo 9. 12 “Al oír esto
Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos”
Lo
que llevo a Jesús a señalar tal afirmación fue porque los fariseos no podían
entender porque Jesús estaba con los pecadores y no con los más santos según el
concepto de ellos. Mateo 9. 11 “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los
discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?”
Jesucristo
es nuestro médico. Él es el único que puede sanar nuestras heridas del alma y
restaurarnos.
Jesús
restauro nuestra vida cuando llego a nosotros pero el propósito era
convertirnos en su ayuda para que llevemos más enfermos a los pies de Cristo.
Jesucristo
es el médico y nosotros nos convertimos como en los paramédicos que con la
ambulancia lo que debemos hacer es transportar enfermos.
Lastimosamente
esto no se está cumpliendo cada vez se nos olvida que nuestra misión es ayudar
a rescatar almas para Cristo.
Como
ser paramédicos para Jesucristo.
1.
Desarrollando la misericordia. Mateo 9. 13 “Id, pues, y aprended lo que
significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a
justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” Misericordia es perdonar a quien
merece castigo. Nuestra labor de paramédicos espirituales o ayudas para Cristo
en el proceso de salvación cada vez es más ineficiente. La razón:
1.
Huimos de los pecadores. Nos da miedo contaminarnos.
2.
Señalamos e enjuiciamos a quienes han pecado. Nuestra labor es ayudarlos a
restaurar y no condenarlos sometiéndolos al escarnio público.
2.
Buscando enfermos espirituales. Mateo 9. 35 “Recorría Jesús todas las ciudades
y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del
reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” Nosotros hacemos
todo lo contrario cuando nos enteramos que alguien de la Iglesia cayo en pecado
lo acabamos de matar con nuestros comentarios.
3.
Teniendo compasión por los perdidos. Mateo 9. 36 “Y al ver las multitudes, tuvo
compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no
tienen pastor.” Nuestro trabajo de verdaderos cristianos es arduo.
1.
Tenemos que rescatar perdidos.
2.
Tenemos que ayudar para los que están bien no caigan.
3. Tenemos
que restaurar a quienes ya han caído o se han equivocado.
4.
Orando para que cada vez surjan más cristianos comprometidos con la salvación
del mundo que huyan del pecado pero no del pecador. Mateo 9. 37 - 38 “Entonces dijo a sus
discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad,
pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”
Ser
cristiano es mucho más que tan solo congregarnos en algún lugar a la espera de
un milagro. Ser cristiano es ser obrero de Cristo dispuesto a luchar por salvar
almas en lugar de condenarlas por su error.
Dios
les bendiga abundantemente.
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