viernes, 26 de marzo de 2021

Cada día... Santidad total.

 


CADA DÍA CON DIOS

Santidad Total.

 

El llamado de Dios es que seamos santos. 1 Pedro 1. 16 “porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.”

Dios no quiere que solo seamos santos en algunas áreas de nuestra vida. Dios quiere que seamos santos en toda nuestra manera de vivir. 1 Pedro 1. 15 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;”

Son los anhelos de los viejos deseos que teníamos antes de conocer de Cristo los que dañan nuestra santidad. 1 Pedro 1. 14 “como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;”

La lepra era una enfermedad en la piel que hacia impura  o inmunda a la persona que la tenía.  Levítico 13. 3 “Y el sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el pelo en la llaga se ha vuelto blanco, y pareciere la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es; y el sacerdote le reconocerá, y le declarará inmundo.”

La purificación del que tenía lepra era todo un ritual muy interesante debía ofrecerse dos aves. Levítico 14. 4 “El sacerdote mandará luego que se tomen para el que se purifica dos avecillas vivas, limpias, y madera de cedro, grana e hisopo”

Una de las aves debería morir para extraérsele la sangre. Levíticos 14. 5 “Y mandará el sacerdote matar una avecilla en un vaso de barro sobre aguas corrientes”

El significado de este ritual es algo que la Biblia no lo explica muy claro. El enfermo debería ser rociado con la sangre siete veces. Esto tal vez significaba que lo único que nos puede purificar es la sangre de Jesucristo. 1 Juan 1. 7 “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

La segunda ave debería ser dejada en libertad. Levíticos 14. 7 b “y soltará la avecilla viva en el campo.” esto tal vez significaba que ahora el enfermo era libre.

El único que hoy nos puede hacer libres es Jesucristo, antes estábamos esclavos del pecado.  Juan 8. 34 “Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.”

Para que la santidad sea total no basta con santificarnos de manera personal también es necesario purificar nuestra casa. Levítico 14. 38 - 40 “el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días. Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa, entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo.”

Una de las mejores formas que tenemos para purificar nuestra casa es haciendo de ella un altar de Adoración. Qué bueno que siempre podamos reunirnos con nuestra familia para estudiar juntos la Palabra de Dios y elevar oraciones y alabanzas a Jesucristo.

Dios les bendiga abundantemente.

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