sábado, 27 de marzo de 2021

Cada día... La reconciliación.

 


CADA DÍA CON DIOS

La Reconciliación.

 

Hoy en día vivimos en un mundo que tiene mucha prisa, poco tiempo tenemos para dedicarnos los unos a los otros, la rapidez  con que nos movemos es tal que es muy frecuente causar fricción entre las personas que tratamos a diario.

En el hogar y con las demás personas con quien tratamos siempre estamos expuestos a enojarnos con facilidad.

Es por esto que cada día se hace más necesario el aprender a reconciliarnos. Reconciliar significa volver en amistad. Estábamos alejados y ahora nos acercamos.
Esta siempre ha sido nuestra condición con Dios por culpa de nuestros pecados permanecemos alejados de él.

La relación del hombre con Dios ha sido tan mala que al acercarse en lugar de producir vida ha producido muerte. Levíticos 16. 1 “Habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de Jehová, y murieron.”

Para tener una buena relación es necesario acercarse a la persona ofendida, pero no en cualquier momento. Levíticos 16. 2 “Y Jehová dijo a Moisés: Di a Aarón tu hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera; porque yo apareceré en la nube sobre el propiciatorio.”

Para tener éxito en la reconciliación es necesario preparar el territorio. Que el ambiente sea el adecuado.

Veamos algunas cosas a tener en cuenta para  preparar el terreno de la reconciliación.

1. Un buen dialogo. Busquemos la forma de entablar un verdadero dialogo. Levíticos 16. 13 “Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová, y la nube del perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio, para que no muera.” Lo único que producía un perfume agradable a Dios era el incienso. Incienso es el equivalente a oración, dialogo o hablar. Apocalipsis 5. 8 “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;”

2. Aceptar nuestros errores. Solo cuando aceptamos que nos equivocamos podemos corregir y llegar a la perfección.

3. Estar dispuestos a perdonar y a pedir perdón.

Para que la reconciliación fuera un éxito era necesario que el sacerdote lo hiciera a través del sacrificio de animales. Levíticos 16. 3 “Con esto entrará Aarón en el santuario: con un becerro para expiación, y un carnero para holocausto.”

Para reconciliarnos con Dios ya no necesitamos del sacrificio de animales ahora lo obtenemos a través de Jesucristo. Romanos 5. 10 - 11 “Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.”

Pero lo más maravilloso es que no solo somos reconciliados con Dios ahora Jesucristo nos hace parte de su gran propósito y también nos convierte en reconciliadores. Cada vez que le compartimos a alguien sobre Jesús estamos contribuyendo a que esa persona se reconcilie a través de Jesucristo con nuestro Dios. 2 Corintios 5. 18 - 19 “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;  que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”

Cuando nosotros nos reconciliamos con Dios nos reconciliamos con nosotros mismos y como consecuencia de esto nos reconciliamos con los demás. Si queremos vivir en paz en nuestra casa o en este mundo es necesario primero reconciliarnos con Dios.

Dios les bendiga abundantemente.

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