miércoles, 17 de marzo de 2021

Cada día... No nos hagamos los distraídos.

 


CADA DÍA CON DIOS

No nos hagamos los distraídos.

 

Mientras estemos en este mundo es normal que tengamos problemas, el problema no está en el problema, el problema está cuando nos hacemos los distraídos frente a los problemas.

El pueblo de Dios era muy numeroso por lo tanto era normal que alguno de sus miembros pecara contra Dios, lo malo estaba en que el pueblo sea haga el que no sabía nada.

Levíticos 20. 4 - 5 “Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle, entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc.”

Ver los errores de los demás y denunciarlos muchas veces resulta fácil y a algunos hasta les agrada convertirse en detectives privados para averiguarle la vida y sus errores a todo el mundo.

Por eso en esta ocasión veremos por qué no hacernos los distraídos con nosotros mismos, que no ignoremos a propósito lo errores que podemos estar cometiendo.

El hacernos los distraídos hace que no podamos corregir a tiempo y de esta manera los problemas terminan agravándose.

La única forma de llegar a tener vidas de excelencia y triunfar en lo que hacemos es si tenemos la capacidad de ver en que estamos fallando.

Como no hacernos los Distraídos.

1. Entendiendo que el problema se puede agravar si no le prestamos atención de manera oportuna.

La única forma de resolver nuestros problemas a tiempo es siendo diligentes en todo lo que tenemos que hacer. Romanos 12. 11 “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”

2. Creyendo que los perjudicados somos todos. Los problemas que sucedan en nuestra familia nos conciernen a todos. Jeremías 29. 7 “Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz”

3. Teniendo un propósito claro en nuestra vida. 1 Corintios 9. 26 “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,” Las personas que saben que es lo que quieren pueden identificar con facilidad cada problema que se les presenta.

4. Amando lo que se hace. Colosenses 3. 23 “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” Las personas que aman lo que hacen siempre están pendientes de cada detalle que les permita triunfar.

5. El no ser tercos. Salmo 32. 9 “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti” El adagio popular dice no hay peor ciego que el que no quiere ver. Debemos aceptar que como humanos que somos nos podemos equivocar y no solo una vez muchas veces.

No tengamos miedo a reconocer nuestras equivocaciones, errar es de humanos, el problema no está en equivocarnos el problema está en no reconocerlo para poder corregir.

No nos hagamos los distraídos, a si no queramos ver lo que nos está pasando igual las cosas pasan, si dejamos que los problemas continúen sin corrección cuando queramos ver ya puede ser muy tarde.

Dios les bendiga abundantemente-

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