CADA
DÍA CON DIOS
La
Sangre de Cristo
En la antigüedad era prohibido tomar sangre ya que era considerada el medio de Dios para perdón de pecados. Levíticos 7. 26 “Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias.”
Hoy
en día la única sangre que nos puede salvar es la de Jesucristo. Efesios 1. 7
“ en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las
riquezas de su gracia”.
Jesús
de manera voluntaria entrego su vida y derramo su sangre para hacernos libres
de pecado.
Muchas
personas creen que para que la sangre de Cristo obre en nosotros lo único que
se necesita es repetir: la sangre de Cristo me cubre. La sangre de Cristo no es
una palabra mágica que al pronunciarla nos hace libres de todo lo malo. Tampoco
es algo físico de lo contrario tendría que almacenarse su sangre para estarla
untando sobre cada persona que se convierta.
Como
opera la sangre de Cristo en nosotros.
1. Debemos
aceptar que Jesucristo murió por nosotros. Romanos 5. 8 “Mas Dios muestra su
amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Nada en el mundo espiritual se hace realidad si no lo creemos.
La fe
es lo que abre la puerta a todo lo sobrenatural, sin fe el mundo sobrenatural
pierde poder.
2. Debemos
recibirlo en nuestro corazón, es decir debemos permitir que el more en
nosotros. Juan 1.12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;”
Solo
si Jesucristo vive en nosotros podrá hacer cambios en nuestra vida, nadie puede
hacer cambios en un lugar donde no vive.
El
recibir a Jesucristo en nuestro corazón debe ser más que un simplemente repetir
una oración porque alguien nos dice que lo hagamos.
El
recibir a Jesucristo debe ser un deseo genuino en el corazón de quien hace la
oración.
No
podemos camuflar la oración en una conversación cualquiera para que la persona
la repita, la persona interesada de abrir su corazón. Apocalipsis 3. 20 “He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.”
3. Debemos
proponernos estudiar la Palabra. Es la palabra de Cristo la que nos va
transformando. 2 Timoteo 3. 16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.”
La
Palabra de Dios es la que nos dice cómo debemos actuar. 2 Timoteo 3. 17 “a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena
obra.”
4. Debemos
permitir que la palabra se convierta en nuestra forma de vida, es decir debemos
caminar guiados por la palabra. Salmos 119. 105 “Lámpara es a mis pies tu
palabra, y lumbrera a mi camino.”
La
Biblia no es mágica simplemente nos da consejos prácticos que nos ayudan a
tener vidas de excelencia, es decir a través de las enseñanzas bíblicas cada
día vamos siendo mejores en todo.
5. Proponiéndonos
Morir para el mundo y nacer para Cristo. Gálatas 2. 20 “Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí” el cambio de vida es una decisión personal y sobre
esa decisión obra Jesucristo.
Jesucristo
no cambia nuestra vida a la fuerza, el cambio de vida debe ser un deseo
personal. No es fácil cambiar a pesar de haber tomado la decisión, por esta
razón es necesario que Jesucristo actué en nuestra vida. Solo la sangre de
Jesucristo puede transformar nuestra vida de manera radical, en nuestras
fuerzas solo lo intentamos, pero el mundo y sus deseos terminan doblegándonos.
Dios
les bendiga abundantemente.
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