viernes, 15 de enero de 2021

Cada día... Un encuentro con Dios

 


CADA DÍA CON DIOS

Un Encuentro con Dios.

 

Todos podemos decir que tenemos muy buenos amigos o al menos los hemos tenido.

Imaginemos por un momento. Sería posible que alguien tenga un muy buen amigo, que hable muy bien de él pero que nunca haya estado junto a él.

Sería como algo absurdo considerar que tenemos un muy buen amigo pero que nunca hemos tenido un encuentro.

Esto mismo sucede con muchos cristianos. Hablan maravillas de Jesucristo y de sus milagros, conocen la Biblia pero nunca han tenido un encuentro con Dios.

Jacob era un hombre engañador estaba huyendo de su hermano Esaú por haberlo engañado y robarle la primogenitura y la bendición de su padre.

Jacob estaba cansado, estaba durmiendo de manera incomoda con una piedra como cabecera, pero sin darse cuenta estaba propiciando un momento especial de intimidad con Dios ahí en ese lugar apartado del bullicio que generan las multitudes. Génesis 28. 11 “Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.”

A pesar de su vida desordenada en esa quietud de la noche tuvo un encuentro maravilloso con Dios. Génesis 28. 12 “Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.”

Jacob no sabía que Dios estaba a su lado. Génesis 28. 16 “Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.” Hay muchas personas que estando en el templo a la hora del culto no sienten la presencia de Jesús simplemente porque no creen a las promesas de Dios. Mateo 18. 20 “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” La presencia de Dios no depende de los demás ni tampoco del templo Jesús esta donde están dos o tres; el disfrutar su presencia depende de tu disposición a quererlo sentir.

Jacob no estaba acostumbrado a este tipo de encuentros con Dios tanto que se asustó de su presencia. Génesis 28. 17 “Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.”

Pero Jacob no era el único que no podía disfrutar de la presencia de Dios. Cuando Jesús resucitó se apareció en el camino a unos de sus seguidores, pero no lo pudieron reconocer. Lucas 24. 13 - 16 “Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén, e iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.”

Las ocupaciones y las preocupaciones muchas veces no nos permiten disfrutar de la presencia de Jesucristo en nuestra vida. Lucas 10. 40 - 41 “Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.  Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.”

Para poder sentir la presencia de Dios es necesario anhelarlo, desearlo con todo el corazón. Cuando el Rey David iba al templo anhelaba poder contemplar la hermosura de Dios es por eso que él se deleitaba en su presencia.

Salmo 27. 4 “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.”

Solo si logramos deleitarnos en su presencia lograremos que él nos conceda todas las peticiones de nuestro corazón. Salmo 37. 4 “Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.”

Dispongamos nuestro corazón para escuchar y para ver a Jesucristo a través de la oración, no dejemos que las preocupaciones o el que dirán de la gente, nos impidan disfrutar de su maravillosa presencia.

Dios les bendiga abundantemente.

 

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