El
Mal de las Mentiras.
El miedo a no ser aceptado por los demás y la inseguridad en nosotros muchas veces nos lleva a mentir a querer aparentar frente a los demás.
Desde
la niñez, el deseo de mentir se hace evidente. Los niños mienten imaginándose
cosas, mienten imitando a sus padres, mienten al exagerar las cosas, mienten
para ser aceptados en su núcleo social, mienten para evitar el castigo, mienten
para ser recompensados, mienten con el fin de desquitarse.
A
medida que el niño crece, el hábito de mentir es algo que se va quedando atrás.
Pero en muchos casos, el hábito de mentir se convierte en una costumbre a
medida que el niño llega a joven y luego a adulto.
Toda
persona en algún momento de su vida miente, aunque luego se arrepienta. Muchas
mentiras son de manera inconsciente: cuando alguien nos llama en la noche y nos
dice: ¿perdón lo desperté? Nosotros respondemos no…tranquilo. Nos da pena
decirle ¡Sí! Me despertó estaba profundamente dormido.
El
mentiroso es un individuo que experimenta un desajuste de personalidad y un
desorden de carácter que lo motiva a sentirse inseguro de sí mismo y a
refugiarse detrás de las apariencias.
Los
diferentes traumas como el miedo al rechazo hacen que mintamos, el problema de
las mentiras es que siempre generan consecuencias negativas para los demás.
Génesis 20. 18 “Porque Jehová había
cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer
de Abraham.” En especial dañamos a los que más amamos. Génesis 20. 2 b “. Y Abimelec rey de Gerar envió y
tomó a Sara.”
Las
mentiras generan ansiedad, angustia, estrés, mal genio, nos hacemos daño a
nosotros mismos y no podemos avanzar.
Abraham
ya se estaba acostumbrado a las mentiras.
Génesis
20. 2 “Y dijo Abraham de Sara su mujer:
Es mi hermana.” Recordemos que no era la primera vez que lo hacía. Génesis
12. 13 “Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por
causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.”
El
problema de las mentiras es que dañan a las personas que están a nuestro
alrededor.
Génesis
20. 9 “Después llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho?
¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan
grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo.”
En
el mundo se dice que una verdad a medias es lo mismo que una mentira. No
importa si la mentira es completa o a medias. Mentira es mentira.
Génesis
20. 12 “Y a la verdad también es
mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y la tomé por mujer.”
Dios
manda a que tenemos que evitar las mentiras y siempre hablar con la verdad.
Efesios
4. 25 “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.”
A
Dios le molesta las mentiras porque el diablo es un mentiroso que siempre ha
querido engañar al pueblo de Dios. Juan 8. 44 “Vosotros sois de vuestro
padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido
homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre
de mentira.”
Los
mentirosos no entraran a la ciudad eterna. Y aquí en la tierra difícilmente
gozaran de paz, la mentira causa ansiedad, la ansiedad produce estrés y el
estrés causa mal genio. Apocalipsis 21. 27 “No entrará en ella ninguna
cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están
inscritos en el libro de la vida del Cordero.”
Dios
castiga a los mentirosos.
Apocalipsis
21. 8 “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los
fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte
en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”
Dios
es misericordioso y a pesar de nuestros errores si nos arrepentimos él nos
utiliza para sus propósitos.
Génesis
20. 7 “Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y
orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú,
y todos los tuyos.”
La
mentira es un pecado como cualquiera por lo tanto de nosotros depende caer en
el o no. El pecado está a la puerta asechándonos, pero nosotros podemos
dominarlo.
Génesis 4.
7 “Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado
está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de
él.”
A
pesar de que Dios nos perdona no es bueno que caigamos en la mentira, no
dejemos que ese mal se apodere de nuestra alma. El no mentir es nuestra
decisión. Nosotros decidimos si lo hacemos o no.
Dios les bendiga abundantemente.
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