Confianza
en Dios.
La gran mayoría de nosotros los cristianos creemos con todas nuestras fuerzas en Dios, es decir cuando decimos que creemos estamos diciendo que estamos seguros de que Dios tiene poder para hacer cualquier cosa.
Creer
es muy diferente a confiar, creer puede creer cualquiera. Santiago 2. 19 “Tú
crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.”
Confiar es depositar nuestra vida o lo más preciado para nosotros en manos de
alguien.
A
pesar de que Abraham creía en gran manera en Dios, tenía un grave problema,
tenía que dejar ir a su hijo al desierto. Génesis 21. 10 - 11 “Y vio Sara que
el hijo de Agar la egipcia, el cual ésta le había dado a luz a Abraham, se
burlaba de su hijo Isaac. Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su
hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo.”
Cuando
se tiene todo, cuando nada nos hace falta es fácil creer en Dios, pero solo se
confía cuando se está pasando necesidades, cuando se está enfermo, cuando todas
las puertas parecen cerrarse.
Abraham
tenía mucho miedo de mandar a su hijo al desierto esto sería condenarlo a
muerte.
Pero
Dios le estaba diciendo que lo deje ir que no tenga miedo de lo que le pudiera
pasar.
Génesis
21. 12 “Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave a causa del muchacho
y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te
será llamada descendencia.”
Abraham
confió en Jehová y le entrego la vida de su hijo. Génesis 21. 14 “Entonces Abraham
se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar,
poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella
salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba.”
Confiar
en Dios no significa que no tengamos que pasar por dificultades, Abraham confió
a su hijo a Jehová, pero igual su hijo tuvo que pasar por sufrimientos.
Génesis
21. 15 - 16 “Y le faltó el agua del
odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, y se fue y se sentó
enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el
muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y
lloró.”
A
pesar de las dificultades que podamos pasar siempre debemos estar convencidos
que Jehová nos escuchara. Génesis 21. 17 “Y oyó Dios la voz del muchacho; y el
ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No
temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está.”
Jesucristo
no nos evita los problemas, pero abre nuestros ojos para que además de los problemas
también veamos la solución.
Génesis
21. 19 “Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y
llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.” Jesucristo es nuestro guía
en esos momentos de dificultad.
Nunca
dejemos de confiar en Jesucristo el siempre estará con nosotros para ayudarnos.
Génesis
21. 20 “Y Dios estaba con el muchacho; y
creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.” Muy probablemente
Jesucristo no nos saque del desierto que podemos estar viviendo, pero el estará
con nosotros para ayudarnos a superarlo.
Los
desiertos en nuestra vida no solamente son problemas, muchos de esos problemas
son medios que Jesucristo utiliza para formarnos y prepararnos para grandes
cosas.
Cristo
quiere pelear por nosotros, Cristo quiere llevarnos entre sus brazos,
permitamos que él nos ayude y dejemos de pelear en nuestras propias
fuerzas.
Dios les bendiga abundantemente.
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