CADA
DÍA CON DIOS
Hoy en día el común denominador de la sociedad es el afán, ahora todo se hace de prisa, aun las decisiones más importantes de nuestra vida se las quiere hacer con rapidez.
El
afán es el causante de muchas enfermedades psicosomáticas que está acabando con
mucha gente aun entre los cristianos.
Esta
clase de maratón no nos permite disfrutar del paisaje de la naturaleza, de la
persona que está junto a nosotros.
De
esta manera se pierde la satisfacción de sentarse a pensar o meditar acerca de
sí mismo, de deleitarse con las ocurrencias de los hijos, de aprender sobre lo
ya aprendido, el afán nos hace perder la capacidad de disfrutar de lo hermosa
que es la vida.
Dios
quiere una vida maravillosa para su pueblo, pero el afán de conseguir las cosas
ha hecho que lo que era para bendición se convierta en maldición. Este fue el
caso de Abraham y su esposa, Dios les prometió un hijo el tiempo pasaba y llego
la desesperación al corazón de Sarai y la obligo a buscar una solución de acuerdo
a lo que ella creía.
Génesis
16. 1-2 “Sarai mujer de Abraham no le daba hijos; y ella tenía una sierva
egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abraham: Ya ves que
Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá
tendré hijos de ella. Y atendió Abraham al ruego de Sarai.”
El
afán hace que tomemos decisiones que pueden traer problemas a nuestra vida y a
la vida de los demás.
Génesis
16. 4 “Y él se llegó a Agar, la cual
concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora.”
El
afán no nos hace disfrutar lo que hacemos.
Génesis
16. 5 “Entonces Sarai dijo a Abraham: Mi afrenta sea sobre ti; yo te di mi
sierva por mujer, y viéndose encinta, me mira con desprecio; juzgue Jehová
entre tú y yo.”
El
estar sometido al afán hace que las personas se conviertan en problemáticas,
siempre viven en conflicto consigo mismo se llenan de estrés tanto que terminan
lastimando a quienes le rodean. Génesis
16. 6 “Y respondió Abraham a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con
ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su
presencia.”
El
único que puede restaurar nuestra vida y la de los demás es Jesucristo. Génesis
16. 9 “Y le dijo el ángel de Jehová:
Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano.”
Filipenses
4. 6 “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante
de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
La
mejor manera de dejar el afán es entendiendo que en la vida para todo hay tiempo,
Dios es un Dios de orden. Eclesiastés 3. 1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que
se quiere debajo del cielo tiene su hora” muchos por el afán ya no disfrutan de
su pareja o de su familia, el afán los hace vivir en una constante carrera
llena de discusiones.
Cuando
el afán domina la mente y el corazón del hombre lo deja incapacitado para tomar
decisiones acertadas. Eclesiastés 8. 7 “Porque para todo lo que quisieres hay
tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; 8:7 pues no sabe
lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará?”
El
afán hace que una persona sea imprudente y cometa muchos errores. Que después
le causan problemas. Proverbios 23. 4 “No te afanes por hacerte rico; Sé
prudente, y desiste.”
El
enemigo para el cristiano es el afán. Lo presiona de tal manera que termina
alejándose de la palabra de Dios. Lucas 8. 14 “La que cayó entre espinos, éstos
son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y
los placeres de la vida, y no llevan fruto.”
Descansemos
en Jesucristo, no permitamos que el afán nos impida disfrutar de las maravillas
que Jesucristo tiene para nosotros, disfrutemos de la vida tomados de la mano
de Jesús. La fe verdadera en Jesucristo trae reposo a nuestra alma.
Dios les bendiga abundantemente.
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