martes, 9 de junio de 2020

Tiempo... Colosenses 3. 22 - 24



TIEMPO DE REFLEXIÓN

“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís”. (Colosenses 3. 22 - 24)


Este pasaje nos revela una hermosa forma de glorificar a Dios, que en muchas oportunidades podemos llegar a obviar, por las dificultades, las angustias, incluso por la misma rutina; ella es: Todo aquello que hagamos hagámoslo de corazón como hecho para Dios.
Se trata de enfrentar cada obligación (sin importar cuán rutinaria, humilde o sencilla sea) y pedirle a Dios que la bendiga y la utilice para sus propósitos. De este modo, cada actividad se transformará en una labor sagrada con consecuencias invisibles, en muchas ocasiones pequeñas, pero con seguridad, eterna.
La oración sentida y apoyada en nuestra sólida fe honrará grandemente a Dios, pero lo harán también las acciones que emprendas, siempre desde el corazón y apoyado en Su palabra. 
Si lo que hacemos es pensado como un fruto que rendiremos para El Señor, hasta las tareas que consideramos rutinarias, serán significativas y nos darán gozo.
¡Que nuestras acciones sean siempre reflejo del amor de Dios en nuestro corazón!
Dios les bendiga abundantemente.

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