UN MOMENTO CON DIOS
Saber esperar en Dios
“Con el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto con el hombre íntegro. Limpio te mostrarás con el limpio y severo serás para con el tramposo”. (Salmos 18. 25 - 26)
Es interesante la forma en que
Dios se acercó a distintas personas en la Biblia. Para Abraham, Dios vino como
un viajero. Abraham estaba fuera de su tienda cuando llegaron tres mensajeros.
Dos eran los ángeles, mientras que uno era Dios mismo. Sabemos que Jesús dijo:
“Abraham, tu padre, se alegró porque iba a ver mi día; lo vio y se alegró”
(Juan 8. 56). ¿Por qué vino el Señor a Abraham como extranjero? Porque eso es
lo que era Abraham.
La noche antes de que Israel
iniciara el asedio de Jericó, Dios se apareció a Josué, el comandante del
ejército de Israel, como comandante del ejército del Señor.
Cuando Dios vino a Jacob, vino
como luchador, y Jacob luchó con él. ¿Por qué? Jacob siempre estaba luchando,
maquinando, resistiéndose y luchando para conseguir lo que quería. Quizás te
identifiques con Jacob. Quizás hay algo que queremos de Dios, incluso algo
bueno, como la salvación de un esposo o esposa. Quizás estemos cansados de estar
solos y queramos casarnos. O tal vez queramos servir a Dios en un ministerio.
Jacob consiguió lo que quería y lo pagó caro. Si hubiera esperado en Dios,
habría recibido lo que necesitaba y lo que Dios le había prometido.
Dios quiere hacer Su voluntad
en nuestras vidas a Su manera y en Su tiempo. Si necesitamos algo de Dios, tengamos
paciencia y esperemos en Dios. Dios saldrá a nuestro encuentro allí donde estemos
para elevarnos a donde Él quiere que vayamos.
Dios les bendiga
abundantemente.
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