domingo, 22 de junio de 2025

Un momento... Mi Dios, en quien confiaré

 


UN MOMENTO CON DIOS

Mi Dios, en quien confiaré.

 

“Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré” (Salmos 91. 2)

 

El versículo empieza con una orden del salmista a sí mismo: decir, proclamar una verdad. Y es que a veces como cristianos olvidamos que el poder de la palabra proclamada mentalmente o a viva voz, multiplica grandiosamente su valor liberando un poder que de otra manera quedaría reprimido. Al pronunciar las palabras del salmista reconociendo al señor como roca y esperanza estamos declarando su señorío sobre todas las cosas y abriendo la puerta al lugar secreto.

La proclamación del señor como esperanza, como castillo como “Mi” Dios y “mi” protección simboliza una metáfora de lo que Dios representa para nosotros, en términos militares. Es Él nuestro lugar defensivo, nuestra protección personal de todo enemigo invasor.

Finalmente, el salmista resuelve rendir su confianza ante Dios, pero una confianza plena y total. Cuando escribe Mi Dios en quien confiare, expresa una acción de terminada de sólida fe, bajo la cual no dejara espacios en su corazón para angustias o preocupaciones, porque firmemente ha resuelto ponerlas en manos del Señor.

El salmista se refiere a Dios como su refugio y fortaleza. Un refugio es un lugar de seguridad y cobijo, donde uno puede encontrar consuelo y protección frente al peligro. Del mismo modo, una fortaleza representa un bastión fuerte e impenetrable. El salmista reconoce que Dios es el lugar de refugio y fortaleza donde pueden encontrar seguridad, paz y liberación de cualquier daño.

Este versículo también destaca la relación personal del salmista con Dios. Declaran: "Él es mi Dios, en quien confío". El salmista tiene una conexión profunda e íntima con el Señor y deposita en Él toda su confianza. Confían en Su fidelidad, Su carácter y Sus promesas. Han experimentado de primera mano la fiabilidad y seriedad de Dios como su protector y proveedor.

La declaración del salmista nos sirve hoy de estímulo. Nos recuerda que nosotros también podemos refugiarnos en Dios y hacer de Él nuestra fortaleza. Cuando depositamos nuestra confianza en Él, se convierte en nuestra fuente de fuerza y seguridad. Es nuestro compañero constante, que nos guía y nos protege en los desafíos de la vida.

Dios les bendiga abundantemente.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario