UN MOMENTO CON DIOS
Dios oye nuestro clamor
“Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos; Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba”. (Salmos 31. 22)
Este clamor refleja la
experiencia humana de sentirse abandonado por Dios en momentos de angustia,
pero también la certeza de que Él escucha nuestras súplicas.
En este pasaje, el salmista
expresa su desesperación y su sensación de estar separado de la presencia divina.
Sin embargo, en medio de su aflicción, reconoce que Dios escucha su clamor y
responde con misericordia. Este contraste entre la percepción de abandono y la
realidad de la fidelidad divina nos invita a reflexionar sobre nuestra propia
relación con Dios en tiempos de dificultad.
La premura mencionada aquí
puede simbolizar nuestras reacciones impulsivas ante el sufrimiento, cuando nos
sentimos desorientados y dudamos de la cercanía de Dios. Pero el salmista nos
recuerda que, incluso en esos momentos, Dios está atento a nuestras necesidades
y dispuesto a brindarnos consuelo.
Esto nos desafía a confiar en
la fidelidad de Dios, incluso cuando nuestras emociones nos llevan a pensar lo
contrario. Nos anima a clamar a Él con fe, sabiendo que Su amor y Su presencia
son constantes.
La gente a menudo recurre a
las drogas, el alcohol u otros medios que prometen un escape momentáneo. Sin
embargo, nunca satisfarán ni sanarán como lo hace el clamar de todo corazón a
Dios. Cuando clamamos al Padre con un corazón sincero, Él nos revela Su
presencia, aleja nuestra ansiedad, da sentido a nuestras circunstancias y nos
da una paz genuina. Así que miremos hacia Él en medio de nuestra aflicción,
permitámosle que nos abrace con fuerza en Sus brazos apacibles y bondadosos, y
dejemos que Él mismo nos consuele. Cuanto más nos aferremos a Él, menos razones
tendremos para temer.
Dios les bendiga
abundantemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario