UN MOMENTO CON DIOS
Cuidado, no repitamos errores
de otros
“Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar”. (Génesis 26. 1)
Si no tenemos cuidado, podemos
reproducir los errores que vimos en la vida de nuestros padres. Isaac cometió
un error bastante similar al de Abraham en un momento de su vida. Hubo hambre
en la tierra, e Isaac se fue a Gerar, la tierra de los filisteos. Allí se le
apareció el Señor y le hizo promesas. Sin embargo, vencido por el miedo a ser
asesinado por aquellos a causa de la belleza de su esposa Rebeca, miente sobre
su estado civil. Se descubre el engaño y escucha una merecida reprimenda de
Abimelec, rey del pueblo.
En esa tierra extraña, Isaac
prospera. Dios le renueva sus promesas, y su riqueza crece tanto que Abimelec
le pide que abandone la tierra. La bendición de Dios sobre su vida fue tan
evidente que el mismo rey que le ordenó abandonar la tierra ahora lo busca para
hacer un pacto con él. La expectativa de que la descendencia de Abraham será
una bendición para las naciones se va cumpliendo poco a poco y la historia nos
prepara para que la gracia soberana actúe en la vida de Jacob, para que sea el
padre de las doce tribus de la nación israelita.
Génesis 26 me muestra que Dios
trabaja en nosotros, por nosotros ya a través de nosotros, a pesar de nosotros.
Su gracia es mayor que nuestro pecado.
Dios les bendiga
abundantemente.
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